El (ex miserable) chico exitoso

AutorGabriel Garza

Esa época, Zach Braff la recuerda como "la vida miserable". Cuando era mesero del restaurante Le Colonial, en el cruce de las avenidas Beverly y Robertson, en Beverly Hills, el ahora actor muchas veces dejó en la mesa de sus clientes pollo caliente, en diversas presentaciones.

Años después, luego de ser conocido por su exitosa serie Scrubs y por su labor como guionista y actor en Tiempo de Volver (Garden State), el destino vuelve a poner esta ave emplumada en el camino de Braff, pero ahora para darle voz al tierno personaje de Chicken Little.

La vida ha cambiado mucho para el actor de 30 años: muy lejos ha quedado la época en que iba de la cocina a las mesas para sobrevivir y gozaba de mucho tiempo libre; ahora se lamenta las pocas oportunidades que tiene para escribir las historias que trae en la mente debido al exceso de trabajo.

"Trabajo 14 horas al día en Scrubs y los fines de semana promocionó Chicken Little en los junkets (eventos de prensa) como éste", dice el actor en las instalaciones de los estudios de animación de Disney, cerca de Pasadena, California.

"A veces no me siento muy inspirado cuando llego a casa en la noche como para ponerme a teclear en la computadora", agrega el actor, quien dice no haberse sentado a escribir más que su propio blog (una especie de ciberdiario personal en internet), en el último año.

Viajando de lo personal hasta lo profesional, hoy Braff es novio de la ex contendiente del pop (y ahora actriz) Mandy Moore; sigue al frente de la serie de comedia Scrubs, es la voz principal del que se pronostica será el nuevo ícono infantil de Disney y tiene dos películas en puerta: The Last Kiss y Fast Track. Nada mal para el ex mesero.

Pero en los inicios de su carrera en Hollywood, su vida no era miel sobre hojuelas, ni pollo a la Cordon Bleu... era más bien, como él la define, miserable.

"Por supuesto, era miserable, esa miseria me ayudó a terminar el guión de Tiempo de Volver. Yo era un miserable, trabajaba como mesero y estaba seguro de que iba a volver a Nueva York a hacer una obra de teatro en Manhattan, que se llamaba La Obra del Bebé.

"En esa obra haría una desnudo frontal cada noche ante la gente. La quería ir a hacer porque ése sería mi boleto para irme de Los Ángeles, pensé: 'si las cosas no van bien aquí, me voy a Nueva York'. Pero no obtuve el papel, si me lo hubieran dado no hubiera audicionado para Scrubs", relata el joven con look desaliñado, jeans de mezclilla, el cabello "peinado" como sí se acabara...

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