Evoluciona el narco colombiano

REFORMA/ Redacción

BOGOTÁ.- Tras el desmantelamiento de los grandes cárteles de la droga, como el de Cali, a cargo de los hermanos Rodríguez Orejuela, y el de Medellín, del extinto capo Pablo Escobar Gaviria, el negocio se atomizó para dar paso a los denominados "cárteles emergentes" o "baby cartels", que hoy en día encarnan la llamada cuarta generación del narcotráfico en Colombia.

La guerrilla y los paramilitares colombianos, por su parte, ejercen un vasto control territorial sobre las zonas de cultivo y producción de base de coca que obliga a las nuevas organizaciones, de bajo perfil y con cabezas poco visibles, a negociar con los grupos armados irregulares.

"Son socios en la medida que el narcotraficante tiene que tomar uno de los dos caminos. Hoy en día no hay una mata, un solo cultivo, un solo laboratorio que no esté bajo la sombrilla de unos u otros", afirmó en entrevista el Fiscal General de Colombia, Luis Camilo Osorio.

"La era de los grandes cárteles está llegando a su final. La cuarta generación del narcotráfico ya opera en Colombia desde hace varios años", aseguró recientemente el director de la Policía Judicial (Dijín), coronel Óscar Naranjo, con motivo de la captura en Cali de ocho integrantes de una red que enviaba heroína a Estados Unidos.

"El control territorial que ejercen la guerrilla y los paramilitares en ciertas zonas sobre los cultivos está llevando a estos nuevos cárteles o microempresas criminales a participar de la cadena del narcotráfico a partir de la producción de la base de coca", amplía Naranjo en entrevista.

El nuevo perfil

Las autoridades colombianas coinciden en que para muchas redes del narcotráfico de cuarta generación no es indispensable contar con grupos de seguridad privados, aunque si los necesitan los contratan, porque no dependen del control territorial. No siempre llevan escoltas, pero sí gustan de andar en grupo.

A diferencia de extintos grandes capos como Escobar, quien empezó de jalador, o Gonzalo Rodríguez Gacha, alias "El Mexicano", quien era gatillero, las nuevas camadas de narcotraficantes son más preparadas y no necesariamente tienen antecedentes penales.

En la corrupción de funcionarios apuntan más a los niveles medios que a los altos, de modo que prefieren a un "buen agente" en el aeropuerto o en las aduanas que al comandante de la Policía o al director.

El bajo perfil de las organizaciones y su carácter compartimentado, de entre 15 y 30 miembros, las hace más difíciles de detectar...

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