Evolución, no revolución, en la economía

Fecha de publicación01 Marzo 2021
AutorAndrés Velasco
Evolución, no revolución, en la economía

Si estamos ante una revolución, ¿cómo es? ¿los macroeconomistas convencionales deberían temer una guillotina intelectual?

LONDRES – Mientras contemplan sus modelos en silencio, los macroeconomistas oyen a la distancia el resonar de una revuelta. Hace un año, el premio Nobel en economía, Joseph Stiglitz, anunció que el capitalismo pasaba por "una nueva crisis existencial", de la que culpó a la "ideología neoliberal". Hoy día, Robert Skidelsky proclama la llegada de una "revolución silenciosa en la macroeconomía". Martin Sandbu, del Financial Times, prefiere el plural, celebrando "las revoluciones hoy en curso en la macroeconomía".

Se supone que el primer principio del nuevo régimen postrevolucionario radica en la creciente aceptación de políticas fiscales agresivas. Incluso el Fondo Monetario Internacional -que alguna vez fue satirizado por querer imponer la austeridad fiscal en todo el mundo- recomienda ahora mayores estímulos fiscales para combatir la crisis.

Entonces, si en realidad estamos frente a una revolución, ¿de qué tipo es? ¿Deberían temer una guillotina intelectual los macroeconomistas convencionales?

En la práctica, un cambio radical ya está en curso. Según el Monitor Fiscal de enero del FMI, los déficits fiscales de 2020 promediaron el 13.3% del PIB en las economías avanzadas y el 10.3% entre los mercados emergentes, y superarán el 8% en ambos grupos de países en 2021. El FMI prevé que, para el fin del año, la deuda pública bruta alcanzará el 99.5% del PIB mundial.

Nada de esto, sin embargo, obedece a una revolución conceptual. La idea de que en una trampa de liquidez –cuando las tasas de interés no pueden bajar más– la única alternativa posible es la política fiscal, constituye un elemento clave de la Teoría General de John Maynard Keynes. La gran mayoría de los macroeconomistas tradicionales recomendó una respuesta fiscal contundente frente a la crisis financiera de 2007-2009, e hizo lo mismo luego de la llegada del Covid-19. Unos pocos profesores afirman que al estímulo fiscal no le corresponde papel alguno, pero hay que buscarlos con paciencia hasta encontrarlos.

Lo que ha cambiado es la política. A fines del 2008, los asesores del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, deseaban un estímulo fiscal de 1.8 billones de dólares. El Congreso aprobó un paquete de menos de 800,000 millones de dólares con la oposición de todos los representantes...

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