La evolución enlatada

MURAL/Staff

Desde su invención, las latas han pasado de ser comida de fácil acceso de la clase trabajadora y de las expediciones a nuevos territorios, como África o las regiones selváticas a principios del siglo pasado, a un elemento de la cocina contemporánea.

La intención de encapsular comidas completas para aquellos que se encontraban en circunstancias poco favorecedoras, llevó a la industria a enlatar preparaciones como el bully beef, guisado de res picoso, y el pork and beans, una clásica receta de cerdo y frijoles de mucho consumo en Estados Unidos.

Estas preparaciones tuvieron como primeros consumidores a los soldados estadounidenses de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, no fueron bien recibidos, ya que después de unos meses en el frente, los alimentos adquirían un sabor a metal producto de la interacción con la lata.

A partir de este uso, la industria comenzó a evolucionar para llevar al consumidor aleaciones de metal mucho más seguras como las de hierro o aluminio, que respetaran el sabor de los ingredientes y que aseguraran la higiene e inocuidad de los alimentos.

"Los alimentos enlatados son productos que brindan muchos beneficios al consumidor por sus características nutritivas y su posibilidad de integrarse a la dieta habitual de la población.

"Se convierten en opciones ideales, ya que ofrecen calidad y precios estables a lo largo del año a diferencia de los productos frescos", resalta Claudia del Bosque, nutrióloga del Grupo Herdez.

Mitos metálicos revelados

Los enlatados han estado rodeados de diferentes historias que los han transformado en productos controversiales, sin embargo, la evolución de esta industria ha demostrado lo contrario.

De acuerdo a Susana Crocker, ingeniera en la industria de alimentos del Tecnológico de Monterrey, el proceso de enlatado es suficientemente fuerte como para evitar el uso de conservadores artificiales, ya que las altas temperaturas a las que se somete el producto evitan el crecimiento de microorganismos.

"El clostridium botulinum, que es el microorganismo que ocasionaba que se inflaran las latas, ya no crece dentro de ellas, ya que el proceso de esterilización y vaciado de los enlatados hacen que se eliminen las condiciones para su crecimiento", afirma Crocker.

Igualmente, la ingeniera en alimentos asegura que las diferencias que se pueden encontrar entre los alimentos enlatados y los naturales son de textura y color ocasionadas por la acción de la temperatura, es decir, que el producto...

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