Everardo Elizondo / Una ojeada al horizonte económico

AutorEverardo Elizondo

Un organismo empresarial de Monterrey me invitó recientemente a participar en la ceremonia de renovación de su Consejo Directivo, con el propósito de conversar sobre la situación económica de México.

Antes de empezar mi exposición, noté que el público era muy diverso, lo que siempre plantea un reto peculiar: ¿cómo trasmitir algunas ideas (presuntamente) relevantes, sin aburrir mucho a una concurrencia no especializada? No estoy seguro de haber enfrentado con éxito la dificultad, pero, en todo caso, los puntos que siguen intentan resumir lo principal (?) de dicha presentación. Puede ser que resulten más claros por escrito.

  1. - América Latina en general, y México en particular, están atravesando por una etapa de crecimiento económico bastante rápido y robusto. La expansión en curso está fincada sobre dos bases sólidas: i) el fortalecimiento de la demanda mundial; y, ii) el vigor creciente del gasto interno. En esto último cabe destacar la recuperación reciente de la inversión privada, que podrá traducirse, eventualmente, en la mejoría de la productividad de la mano de obra y, por ende, del ingreso.

  2. - Los datos recientes no dejan mucho margen para las dudas. En efecto, durante el 2004 el Producto Interno Bruto de México aumentó 4.4 por ciento en términos reales, impulsado por un crecimiento notable del consumo privado, de la formación de capital y de las exportaciones de mercancías. En cuanto a lo primero, es muy probable que su continuado vigor haya sido causado, entre otras cosas, por el extraordinario flujo de crédito -bancario y no bancario- que se ha observado a lo largo de ya varios años.

  3. - El crecimiento actual tiene visos de cierta durabilidad, considerando que las perspectivas para la economía mundial son favorables (el PIB de los Estados Unidos crecerá probablemente 3.8 por ciento en el 2005). A ello hay que agregar tres elementos propicios: i) que las cuentas fiscales de México presentan una situación muy aceptable; ii) que la inflación está bajo control (aunque todavía no erradicada); y iii) que las cuentas externas arrojan un saldo negativo relativamente pequeño y fácilmente financiable.

  4. - El entorno internacional se caracteriza aún por un exceso de liquidez, lo que estimula corrientes de capital considerables hacia las naciones en desarrollo. México podría ser un destino más atractivo para la inversión extranjera que otras economías en desarrollo, pero es penosamente evidente que se ha rezagado en materia de modernización...

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