Everardo Elizondo/ 'El corto y sus infortunios'

AutorEverardo Elizondo

Al respecto, es común encontrar en muchos comentarios la idea de que "el corto" implica una disminución del total de dinero en circulación en la economía. Véanse, por ejemplo, las siguientes citas (casi textuales) que modifiqué ligeramente para proteger a sus autores: I) "el corto saca 12 mil millones de pesos al mes de la masa monetaria"; II) "los actuales cortos son retiros masivos de circulante"; y, III) "el último corto pretende retirar 400 millones de pesos diarios de la circulación". (Una variante de estas interpretaciones erróneas, es que "el corto" congela diariamente recursos de la banca comercial, en las cuentas que les lleva el Banco de México).

La verdad es que un aumento de "el corto" no retira ni congela nada; lo único que hace es encarecer una muy pequeña porción de la liquidez que el Banco de México provee al mercado. Con ello, induce un alza de las tasas de interés; es decir, hace más o menos lo mismo que cualquier banco central cuando quiere aplicar una restricción adicional en la política monetaria. (El Anexo 6 del Informe Anual de Banxico, correspondiente a 1996, contiene una descripción precisa -y seca- del instrumento que nos ocupa). Además, "desinfla" las expectativas.

Una ojeada a los datos relevantes puede resultar útil.

Al 31 de diciembre del año pasado, el monto de la llamada base monetaria (monedas y billetes en poder del público) era 208,943 millones de pesos; 1 año antes, la cifra era 188,718 millones; es decir, que a lo largo del 2000 dicho agregado monetario creció 20,225 millones (10.7 por ciento) a pesar de la aplicación de "cortos" cada vez más grandes.

Aunque lo anterior es cierto, dice otro analista, las cosas han sido distintas este año. En concreto, señala que el 12 de enero la cantidad de billetes y monedas en circulación era 194,283 millones de pesos, pero que había descendido a 182,299 millones dos semanas después. El efecto del corto está claro, a su juicio. Las cifras anteriores son correctas, pero la conclusión ignora que el descenso en cuestión es parte de un movimiento recurrente: la base monetaria se reduce siempre a lo largo de los primeros meses de cada año, por decisión del público.

En la gráfica, elaborada con los números referentes al 2000, se aprecian sin dificultad los dos fenómenos mencionados: I) el crecimiento de la base monetaria "punta a punta" (diciembre a diciembre); y, II) el patrón estacional aludido.

De paso, no sobra preguntar retóricamente: si el alegado efecto "recogedor"...

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