La del Estribo / Navidad en los mercados

A mi amiga Leticia Pineda, porque estamos, ¡ganamos!

Sin olvidar al gran luchador José García, ¡felicidades carnal!

Viejos rincones del folclor navideño de antaño. En la romería de diciembre los tradicionales mercados de la Ciudad de México reviven, cobran nuevamente la alegría vinculada de manera íntima a nuestra forma de ser, anteayer meshica, ayer criolla, hoy rabiosamente chilanga.

En el centro histórico multitudes se congregan hasta hacer del automóvil un objeto inútil, como lo era antes. El corazón de México bulle con el ansia de realizar un gran negocio aunada a la esperanza de pasar una navidad colmada de la felicidad momentánea que dan los artículos materiales.

Por un par de meses la fisonomía urbana de la mayor parte del siglo XX regresa como la recuerdan nuestros mayores, en forma efímera los barrios resucitan como espejismos, otra vez los mercados públicos ocupan el lugar principal en la vida cotidiana con las cantinas, cervecerías, misceláneas, Iglesias y sabrosas fondas como testigos de este periódico despertar.

Aún las zonas residenciales como la del Valle, la Narvarte, San Miguel Chapultepec, hasta San Ángel, Cuauhtémoc y de cierta manera Polanco y las viejas Lomas de Chapultepec (por supuesto nada de Bosques y Chapultepec Los Morales), pueden sustraerse a este despertar navideño.

Qué decir de los pueblos que han sido devorados por la mancha citadina: Coyoacán, Nochebuena, Santa Anita, San Juanito Nextipac, San Jerónimo y tantos otros, incluso el hebraico Tecamachalco recuperan por instantes su identidad histórica...

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