Estrés postraumático, la secuela menos nombrada y más profunda del mobbing

Fecha de publicación25 Septiembre 2023
Blanca Juárez

Por Blanca Juárez

La violencia laboral es un factor de riesgo que puede desencadenar reacciones tan dañinas para el bienestar mental y físico de las personas como los eventos catastróficos tradicionalmente relacionados con el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

No había lugar para esconderse, ni en sus sueños. A cada tanto creía oír esa voz chillona gritándole en la oficina; brincaba y sudaba frío cada vez que sonaba su celular. Cualquier plática con familiares y amistades le llevaban a revivir un episodio en aquel trabajo. El insomnio se alternaba con pesadillas de él volviendo a ese sitio en el que fue tan infeliz.

Hace casi un año, Artemio Sandoval renunció a la inmobiliaria en la que laboraba como analista de compras, pero apenas se está sintiendo mejor tras toda la violencia que vivió en ese lugar. Ni dejando el trabajo pudo sentirse en paz. Por fin está buscando trabajo.

“Me da pena decirlo, pero me daba miedo volver a trabajar. Sí revisaba las páginas y las ofertas, pero no concretaba nada. Viví de los pocos ahorros que tenía, comía en comedores comunitarios. No crea que soy flojo, era otra cosa que no sé explicar. Lo recuerdo y quiero llorar”.

Es estrés postraumático. De entre todas las afectaciones de la violencia laboral “la que menos se asocia a ésta es el trastorno de estrés postraumático (TEPT)”, dice en entrevista la investigadora en salud mental Érika Villavicencio Ayub.

El daño que provoca el mobbing —término en inglés que hace referencia al acoso y violencia laboral— no siempre termina al abandonar el trabajo, apunta la doctora en Psicología de la Salud Ocupacional. El maltrato puede condicionar a las personas a cómo van a actuar en sus siguientes empleos, daña su autoconfianza y afecta sus relaciones personales.

Si las personas que ejercen violencia en el trabajo “supieran todo lo que pueden llegar a provocar, lo que dañan a una persona y a su familia y a sus amigos, a lo mejor cambiarían un poquito. Cabalmente no saben todo lo que causan”, reflexiona Artemio Sandoval.

La prevalencia de la violencia laboral es grave y espantosa. Erika Villavicencio, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, no pudo haber elegido mejores adjetivos. Según las investigaciones que ella ha coordinado, casi el 80% de los espacios de trabajo en México son violentos.

De acuerdo con los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), una de cada tres renuncias está motivada por mobbing, conflictos con los superiores y condiciones laborales desfavorables, lo que equivale al 29% de los eventos de abandono de empleo.

Estrés postraumático laboral

“Ríete de sus chistes”. El único compañero que fue amable con Artemio cuando llegó a la inmobiliaria le dio ese consejo. Todas y todos ahí sabían que el jefe no tenía gracia, al contrario, pero aprendieron a que era mejor fingir. Y quizá hasta se lo llegaron a creer.

Ese mismo día enfrentó la prueba. El director hizo pasar como broma una agresión sexual contra una compañera. Artemio no se atrevió a evidenciar lo que había pasado ni a ponerse del lado de la joven, pero tampoco se rio.

“No supe cómo actuar, simplemente me quedé pasmado por lo que dijo y por ver que los demás lo festejaron y enmudecí”, recuerda. “¿Eres menso o eres joto? ¿Por qué no te ríes? Ah, quieres quedar...

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