Estimaban vecinos a Esti

AutorYaotzin Botello

VIENA.- PARA GOIDSARGI Estíbaliz Carranza el mundo giraba en torno a su heladería. La Schleckeria, como la nombró, se localiza en la Oswaldgasse 1, en el distrito 12 de Viena, un barrio donde conviven familias inmigrantes de Turquía y los Balcanes con pensionados austriacos.

Ahí Esti, como la llamaban sus amigos, hubiera podido pasar desapercibida si no fuera por sus raíces, llamativas en el paisaje vienés. De padre tapatío y madre vasca, la mujer, de 32 años, tenía unos ojos que brillaban con cada "buenos días" que daba, y sus 1.50 metros de estatura quedaban compensados con su porte elegante y buen vestir.

"Era muy simpática, muy guapa. Como una flor", señaló a METRO Erkan Köksal, dueño de la peluquería vecina a la Schleckeria.

La empleada de una farmacia cercana lo confirma: "guapa"; y la encargada de la verdulería narra que no convivió con ella, pero que siempre saludaba.

"Tenía un muy buen negocio. Era buena onda y muy trabajadora. Por eso es muy triste ver lo que pasa", añade la mesera Hildegard Kogler, del restaurante Chaplin, de enfrente de la heladería.

Casi ninguno de los vecinos puede imaginarse a Esti como una asesina, una persona acusada de matar a tiros a dos ex parejas, descuartizarlas y guardar sus partes, cubiertas con cemento, en el sótano de la Schleckeria.

Esto fue al menos lo que ella confesó que hizo en la declaración -sin valor judicial porque no estaba acompañada de abogados- que formuló a la Policía...

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