Estancias: Sabor de hogar

AutorIvett Rangel

MURAL /Enviada

Un hombre, acompañado únicamente de su caballo y su guitarra, recorre la llanura y arrea el ganado mientras su poncho ondea conforme los deseos del viento. Por las noches, frente al fuego, la música descubre su carácter impregnado de melancolía; es un gaucho, figura tradicional del campo.

En este país se brinda la oportunidad de vivir bajo la piel de un gaucho, aunque sea por unos días, ya que en la inmensidad del campo, las estancias proveen esa experiencia con las comodidades de la modernidad.

En medio del verdor, construcciones que se remontan a la Colonia, y que ahora recicladas esperan por los visitantes deseosos de vivir lo rural, donde el apego a lo natural es cotidiano, no moda.

La oferta es variada, ya sea para pasar el día o para descansar por la noche: posadas, granjas, estancias u hoteles de campo. De hecho, en la mayoría los propietarios se encargan personalmente de los viajeros, a quienes les comparten los secretos que se encuentran bajo su techo.

El campo ofrece un sinfín de opciones para el esparcimiento y el descanso, basta dejar que la mirada se pierda sin límites en el horizonte y disfrutar el tiempo, que aquí transcurre más despacio que en cualquier otro sitio.

Guardia del monte

"El sabor de hogar", a decir de Perla, propietaria de Guardia del Monte, es lo que distingue a esta estancia de ocho habitaciones ubicada en el departamento de Rocha. Aquí todo tiene una historia, desde el nombre mismo que le recuerda su pasado como control militar de España durante la Colonia.

De esa época se conserva el comedor y las tejas del techo, y el interior está decorado con detalles de barcos hundidos. El Gainford, que naufragó en 1875, "donó" la cocina de leña, donde se ha preparado la comida desde entonces, dándole un sabor peculiar.

En las paredes, mapas e imágenes cuentan cómo ha sido la vida en este lugar y sus alrededores.

La Laguna de Castillos y el Arroyo Valizas proveen de un entorno inmejorable para el canotaje, la pesca y la observación de aves.

Casi 500 especies, entre nativas y migratorias, surcan el cielo de Uruguay, por lo que hay miradores por doquier, y en Guardia del Monte se puede ver cisnes de cuello negro, garzas amarilla y de coscoroba, espátulas rosadas, entre muchas otras aves. Sólo se requiere un par de binoculares, una cámara fotográfica con lente largo y paciencia de sobra.

Cabalgar resulta imprescindible, especialmente por el bosque de ombúes, únicos en el mundo. Casi nunca se hallan más de...

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