Estampas de una marcha

AutorRamiro Peña Austin

1 Un río de gente se desborda en la explanada de la ciudad de Washington DC. Los afluentes son las avenidas 14 y 16, los parques Meridian Hill y Franklin, y las cuatro estaciones de metro más cercanas. Docenas y docenas de camiones, con placas de cinco estados y alquilados para la ocasión avanzan en lenta caravana alrededor de los rectángulos centrales. Un patrullero que parece hijo de vikingos hace reguiletes con el brazo: "Move, move!" Pero no hay a dónde ir. Las calles y las banquetas han sido tomadas por una multitudinaria manifestación de solidaridad al inmigrante. Crece el bullicio y resuenan las cornetas tan familiares al futbol. La música de las bocinas -un reggaeton que no es ni reggae ni mucho menos danzón- se confunde con un golpe de bajo que hace vibrar todo el chasis de una Cadillac low rider: Cuatro hijos de la América Latina anuncian su llegada de las Carolinas. En el escenario un conductor de radio grita al micrófono: "¡¿Estamos Listos?!" Un "sí" estremecedor retumba por todas las fachadas, amplificándose desde el anchuroso Potomac hasta los frontispicios de cantera del Capitolio. La explanada se ha convertido en un estadio mundialista donde el equipo local acaba de meter gol de chilena. Miles de banderas ondean entre la multitud, y el maestro de ceremonias propone el primer cántico del día: "¡A-quies-tamos... y si-nos-echan... nos re-gre-samos!" Puños al aire, miles de manifestantes repiten lo que ya no puede ser visto como una amenaza, y el espectador comprende que el país más poderoso de la tierra ha sido tomado pacíficamente, sin necesidad de vehículos anfibios o municiones de precisión. Ha sido tomado por una fuerza flotante que llegó para quedarse.

2 Dejaron el trabajo para venir. Están aquí gracias a una coperacha organizada en su compañía. El jefe ha dado su beneplácito. Antes de bajar, se amontonan en las ventanas de un "bus" que lleva el rótulo "New World". Vienen de la ciudad vecina de Manassas, en Virginia, donde trabajan para una compañía constructora de edificios. Visten camisetas azul marino con el lema "Dios, Unión, Libertad", que ennoblece a la patria salvadoreña. Han venido a hacer oír su voz, a unirse a la nación latina, pero también vienen a conocer la famosa explanada o "mall" con su obelisco egipcio que rasga el ombligo del cielo. En la distancia se impone el domo del Capitolio. Alguien señala el castillo que parece sacado de un cuento de hadas. Todavía no sabe que las puertas están abiertas y que...

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