Desde la Esquina / Niñas y niños primero

Su futuro es nuestra preocupación más presente.

Sobre todo cuando se trata de menores que trabajan, y que pertenecen, en su mayoría, a familias de bajos ingresos. Por ello, el Gobierno de la Ciudad de México se ha hecho cargo de la tutela de los cerillos, aproximadamente nueve mil niñas y niños que empacan mercancías en los supermercados del Distrito Federal.

Durante años han conocido una de las peores caras del mundo laboral: tradicionalmente han carecido de derechos, porque no son considerados como trabajadores, según sus patrones. Tan es así que ni a salario llegan, y su único ingreso son las propinas, que corren por cuenta del cliente.

Por primera vez, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) acepta que el trabajo de los cerillos es beneficioso no sólo para el cliente sino también para el servicio que la tienda proporciona. Tuvieron que pasar más de cuarenta años -desde que los supermercados se popularizaron en México- para que se produjera ese reconocimiento. Antes, los cerillos eran invisibles. No existían, bajo el supuesto de que sólo tenían relación con el cliente y no con la tienda.

Por ello es una buena señal que una agrupación empresarial como la ANTAD se muestre ahora sensible ante las propuestas del Gobierno de la Ciudad, y acepte la tutela oficial sobre ese tipo de trabajo infantil, así como la firma, este jueves, de un convenio que hará posible un mejor trato para los pequeños empacadores.

Es, además, una señal que llega oportunamente, pues con el inminente cambio de gobierno en el Estado de México, ese beneficio se puede extender a toda la Zona Metropolitana si...

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