La esquina del desempleo

AutorCésar Cepeda

Es el primero en arribar esta mañana al escaparate donde se pegan los avisos de empleos en el cruce de Aramberri y Pino Suárez, en la Alameda Mariano Escobedo, una esquina que es punto tradicional del desempleado regiomontano.

Pablo Lara García tiene 58 años y está desempleado desde enero, cuando lo recortó una empresa de seguridad. Hoy, 1 de mayo, no tiene nada qué festejar.

"Es la crisis", recuerda que le dijo su jefe.

Con su cansada vista repasa las oportunidades de este día publicadas en las páginas del periódico.

"Solicito chofer de 5ta rueda. Conozca bien la Ciudad. Atractivo sueldo".

"Solicito chofer vendedor de tortillas de harina. De 24 a 50 años".

"Chofer pastelería. Zona La Fe. 8134...".

Y etcétera y etcétera.

Pablo anota en una libretita desaliñada el teléfono de un empleo que quizás se le ajuste. Ha trabajado como chofer de camión urbano y de tráiler casi toda su vida, pero siempre está el tema de la edad.

"Ojalá tenga suerte esta vez", piensa en voz alta.

Desde enero que perdió el trabajo este hombre, separado de su esposa y 3 hijos, que vive con un hermano al poniente de la Ciudad, la ha pasado muy, pero muy mal. Todas las mañanas, antes de ir a la Alameda, asiste a una iglesia evangélica donde le dan 3 tacos con frijoles y un vaso de café.

Es su almuerzo y comida.

"Luego me voy a buscarle. En la noche me voy al Hospital Civil, donde regalan pan, un lonche y un café. Y el otro día es lo mismo".

- ¿Qué es lo peor del desempleo?

"Desde que te cierran las puertas, haz de cuenta que te están diciendo: 'muérete'. Uno de eso vive".

A las 10 de la mañana, alrededor del kiosco donde están pegadas las páginas de los empleos, hay una docena de personas amontonadas. Son desempleados, desocupados, gente sin trabajo, que leen los avisos, desechan, seleccionan, apuntan números y luego se dirigen a los teléfonos públicos para pedir informes.

La mayoría llega hasta aquí en camión urbano. Las circunstancias así lo exigen. Los pocos pesos hay que invertirlos en solicitudes, fotos, tarjetas telefónicas.

Pero Gabriel Vega (43 años, casado, con 3 hijos y desempleado desde hace 4 meses) no se puede dar el lujo del transporte urbano. Todos los días va, a bordo de su bicicleta, desde su casa en la Colonia Constituyentes del 57, en San Nicolás, hasta la Alameda.

Su vehículo de dos ruedas y cadena sobresale en la aglomeración de desempleados.

"Ahorita no hay feria ni para el camión", dice.

Gabriel busca un empleo de taquero, que es lo suyo. Ha...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR