'Mi esposo me decía que se iba a morir... me lo cumplió'

Alicia Pereda y Ricardo Moya, enviados

TLAHUELILPAN, Hgo., enero 20 (EL UNIVERSAL).- César Jiménez Brito nació un 8 de enero de hace 44 años; sin embargo, su vida acabó marcada por el número dos, qué peritos le colocaron para identificarlo como uno de los cuerpos calcinados que yacía en el lugar donde el viernes pasado explotó un ducto de Pemex. Él fue una de las al menos 76 víctimas letales.

Este sábado por la tarde, cuando su lastimado cuerpo se preparaba para ser embalsamado, sus dos hijos más pequeños aún lo esperaban en casa, para ellos papá estaba vivo.

La historia de César, aseguran su esposa Alicia y sus suegros, no es de un hombre que robaba combustible, sino la de alguien amigable y dedicado a su familia, quien vivía de un autolavado y otros trabajos.

Alrededor de las cuatro de la mañana del sábado, entre el olor a gasolina, muerte y hierbas de alfalfa, que estaban sembradas en el terreno donde murió, la esposa y los suegros de César, junto con un grupo de personas, irrumpieron para exigir que los cuerpos de sus parientes fueran tratados con dignidad.

Ahí permanecieron los tres, junto a la hija mayor de 16 años, esperando encontrar al hombre que todos querían ver.

En contraste con otras familias, la de César pudo dar con él fácilmente. Un juego de 12 llaves y un par de anillos fueron la clave para su hallazgo. El fuego no pudo con ninguno de estos artículos.

"Él nunca dejaba sus llaves y le encantaban los anillos. A veces me decía: ?Me voy a morir, pero eso sale muy caro?, y mire: me lo cumplió", narra Alicia con la mirada triste.

El primero. César fue uno de los primeros cuerpos en ser levantado del área de la explosión, los peritos recogieron la mayor cantidad de restos posibles.

Del hombre robusto, amable y moreno ?como lo describe su familia?, poco quedó materialmente. Después del levantamiento, un rumor corrió y la familia se desvió. Finalmente, supieron que César fue trasladado a la ciudad de Tula, a la funeraria El Ángel, donde todos los cuerpos calcinados yacían en espera de una prueba de ADN para identificarlos, pero ese no fue el principio del adiós.

Aunque autoridades estatales e incluso el gobierno de la República aseguraron que correrían con los gastos funerarios de las víctimas del siniestro en Tlahuelilpan, a la...

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