ESPECTRO / Lo bueno, lo malo y lo feo

AutorJavier Tejado Dondé

El día de hoy inicia el proceso, en Diputados, para aprobar una serie de reformas, enviadas por el Presidente, que pretenden transformar el sector de las telecomunicaciones (incluida la radiodifusión), pero también implica reformas mayúsculas a todo el régimen de la competencia económica nacional.

Dentro de las reformas planteadas desaparecen dos dependencias del Gobierno federal, la Comisión Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Federal de Competencia, para dar lugar a dos nuevos organismos autónomos constitucionales -tipo el IFE- que ya no dependerían del Gobierno federal ni del Presidente de la República. Este cambio es de enormes proporciones. De hecho, en ningún país de los 193 que integran la Unión Internacional de Telecomunicaciones existen organismos como los que ahora se pretenden crear en México. El que los dos nuevos organismos sean exitosos, para mejorar los servicios de telecomunicaciones y la competitividad existente en el País, dependerá de: las siete personas que acaben conformando cada uno de ellos y del mandato jurídico que se les dé.

Respecto a las personas que van a integrar estos nuevos órganos de Competencia y Telecomunicaciones, su selección será un procedimiento bastante complicado. Pasa por propuestas de los titulares del Banco de México; del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y del Instituto de Evaluación Educativa. Aquí está el primer problema, pues estas personas no necesariamente conocen de telecomunicaciones o de competencia económica. De hecho, no tendrían por qué conocer de estos asuntos estando en instituciones que se encargan de otros temas. Luego, los candidatos tendrán que pasar un examen realizado por dos universidades públicas, para luego ser propuestos al Senado por el Presidente de la República. De hecho, aún hay debate sobre si el Presidente propondrá al Senado un candidato o una terna por cada vacante de los nuevos organismos. No hay procedimiento más complejo de nombramiento en el mundo.

Si en los nombramientos de Consejeros para el IFE, en los que sólo participa la Cámara de Diputados, no se ponen de acuerdo ni para la expedición de las convocatorias de selección de candidatos, e incluso dejaron un año al IFE sin tres de sus nueve integrantes, los riesgos para la integración de los nuevos organismos reguladores no son menores. Desde no poder nombrar integrantes, pasando por la partidización de organismos técnicos.

Respecto al mandato jurídico hay elementos a destacar. Los buenos...

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