El Estado como espectáculo

AutorIgnacio Herrera Cruz

A cinco meses de haberse puesto en marcha el nuevo gobierno encabezado por Vicente Fox, ha habido una serie de continuos desaciertos en la política de comunicación social, los cuales, para bien de todos, esperemos que se compongan a la brevedad, porque de lo contrario habrá un divorcio entre el gobierno y una sociedad que le prestó un apoyo mayoritario el 2 de julio del 2000.

Un error inicial fue el de plantarse los primeros 100 días de gobierno como una etapa decisiva para enseñar el rompimiento con el sistema priísta. La idea, tomada del modelo de Franklin D. Roosevelt, quien asumió el poder en medio de una de las crisis más severas de Estados Unidos, fue utilizada por un Carlos Salinas de Gortari sumergido en una crisis de legitimidad. En el caso del gobierno foxista, constituye un corsé que acorraló a la administración naciente y que reveló su impreparación durante el largo periodo transicional para generar golpes de efecto.

Al tener muy poco qué mostrar en los 100 días iniciales, y cuando los medios de comunicación estaban volcados en el seguimiento a las actividades de Marcos y su gente encapuchada, el efecto comunicacional previsto se diluyó, con lo cual se desnudó lo muy poco logrado por el gobierno foxista, que se debió haber dado un plazo mayor para consolidar su posición política, pero que actúa bajo una estrategia de posicionamiento a través de su principal figura y "marca": Vicente Fox.

Al no leer a Octavio Paz quien explicó los planteamientos de Marshall MacLuhan como "No son los medios los que significan; es la sociedad la que significa" y apostarle a un "Estado espectáculo" que trata de legislar, dialogar y convencer a través de los medios de comunicación, nos hemos visto inmersos en una cacofonía que confunde cada vez más a la opinión pública.

Le ha tocado al jefe del poder ejecutivo y a la vocera presidencial encabezar la estrategia informativa. Pero eso ha resultado contraproducente y oculta problemas en áreas que pueden ser medulares y más relevantes a mediano plazo.

El Presidente Fox ha aparecido en cadena nacional en radio y televisión por lo menos cuatro veces en lo que lleva de su mandato para promover políticas de su gobierno, lo que de continuar así originará un severo desgaste en su imagen pública. Al apostar en cada aparición un compromiso con una política (la aprobación de la ley de la Cocopa o la Reforma Fiscal) el presidente se queda sin una red de protección y erosiona su capital político.

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