'Una escultora que abrió brecha'

AutorFrancisco Morales V.

La monumentalidad de Ángela Gurría no reside sólo en el tamaño de su obra.

Tan monumental como Señales, su icónica escultura de 18 metros que da inicio a la Ruta de la Amistad, resulta también su cualidad de pionera, su maestría en el uso de cualquier material y la tozudez de su carácter para oponerse a las convenciones sociales de su época.

Fallecida ayer a los 93 años, Gurría es recordada como una de las grandes creadoras mexicanas de su siglo, con una obra de gran influencia para sus contemporáneos y generaciones siguientes, sobre todo para quienes se interesan por el arte en el espacio público.

Se trata de una distinción que debería ser indiferente a su género, pero que a la artista, primera mujer en ingresar a la Academia de las Artes, le costó el doble conseguir en el México de los años 50, cuando empezó su carrera.

"Es una artista que realmente entró a un mundo que era de hombres", señala Pilar García, especialista en arte mexicano de ese periodo.

"Generalmente los hombres eran quienes dominaban este mundo, sobre todo de escultura pública, precisamente pensando en estos grandes formatos y en esta fuerza física que a veces implica ser escultor".

Es por ello el testimonio de una mujer pionera, una escultora que abrió brecha para las demás, como remarca su colega Paloma Torres.

"Ella picó piedra frente a todo un mundo de hombres, sobre todo la escultura, que es un trabajo muy físico, ella lo llevó adelante de manera impresionante, además trabajando escultura monumental, de gran formato", conmemora.

Nacida en la Ciudad de México en 1929, Gurría recordaba que su pasión por la escultura llegó a través del oído, cuando escuchaba a los trabajadores en las casonas vecinas de Coyoacán.

"Como a los 18 o 20 años escuché a unos canteros que estaban trabajando en una construcción. Al escuchar el ritmo que provenía del golpeteo de los cinceles contra las piedras quedé fascinada. Así que me hice de una piedra, un mazo y un cincel y comencé a trabajar", recordaba en una entrevista con REFORMA en 2021.

Su vocación artística, sin embargo, se decantó primero por la escritura, lo que la llevó a cursar la carrera de Letras Hispánicas en la UNAM, de 1946 a 1949.

Algo de esa pasión literaria queda en los versos de El día que me dijiste, canción suya -pues también tocaba la guitarra- que popularizó Chavela Vargas: "El día que me dijiste: / '¿Pa'qué negar que te quiero?', / se te poblaron los ojos / con millones de luceros, / equivocados de noche, /...

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