La escuela de la Jihad

AutorJeffrey Goldberg

Dos horas al este del Paso Khyber, en la provincia Frontera del Noroeste de Paquistán, se encuentra el Haqqania Madrasa, uno de los mayores seminarios musulmanes de Paquistán, al cual asisten más de 2 mil 800 estudiantes. Las cuotas, alojamiento y alimentos son gratuitos; los estudiantes son extraídos de las clases bajas, y el madrasa (seminario) recauda sus fondos de los ricos paquistaníes, así como de los devotos musulmanes con inclinaciones políticas en los países del Golfo Pérsico. Los estudiantes tienen entre 8 y 35 años de edad. En un grupo típico, los maestros se sientan en el piso y leen en árabe a los estudiantes, quienes repiten lo que dicen los mentores entre cuatro y ocho horas al día. Los jóvenes, a quienes los occidentales considerarían como estudiantes de preparatoria y universidad, están inscritos en un curso de ocho años de estudio centrado en la interpretación del Corán y del Hadith, las máximas del Profeta Mahoma.

Pocos estudian algo más que materias islámicas en el Haqqania Madrasa. No hay cursos de historia mundial, ni de matemáticas o salas de computación ni laboratorios de ciencia. El Haqqania Madrasa es, de hecho, una fábrica de combatientes islámicos. Esto no lo hace singular en Paquistán. Un millón de alumnos estudia en 10 mil madrasas del país, y el Islam militante está en el centro de la mayoría de estas escuelas.

El Haqqania es notable no sólo por su tamaño, sino también porque ha graduado a más líderes del talibán -la facción gobernante de Afganistán- que cualquier otra escuela en el mundo. El régimen talibán es conocido por su severa interpretación de la ley islámica, su crueldad con las mujeres y su benevolencia con los terroristas, entre los que destaca Osama bin Laden. El talibán también parece albergar una profunda creencia en la noción de una "Jihad" (guerra santa) interminable, lo que hace del Haqqania Madrasa un centro de interés para Washington, Moscú, Nueva Delhi y Jerusalén, donde los expertos tratan de comprender qué es el Talibán y qué quieren sus simpatizantes.

La mayoría de los estudiantes del Haqqania provienen de Paquistán, lo que también preocupa a los Gobiernos occidentales, pues los islámicos de Paquistán son cada vez más radicales gracias a madrasas como Haqqania. Además, Paquistán posee armas nucleares y muchos radicales creen que estas armas deben convertirse en parte del arsenal de la Jihad.

Las entrañas

Por todas estas razones, en una brumosa mañana de marzo, este periodista se presentó en la oficina del director del madrasa, un "mullah", intérprete de las leyes y dogmas del Islam, llamado Samiul Haq, con el fin de inscribirse en su escuela. El objetivo era sencillo: ver desde el interior qué estaba produciendo esta fábrica de Jihad. El director es amigo y seguidor de Bin Laden, y ha otorgado un título honorario -el primero y único en la historia de su escuela- al mullah Omar, el líder talibán.

Samiul Haq también es ex Senador y encabeza una facción del Jamiat-Ulema-Islami (JUI), un partido radical que busca imponer la Sharia, o ley islámica, en Paquistán. Se dice que al mullah le gustaría que Paquistán se pareciera más al Afganistán de los talibán.

El mullah, que tiene 65 años de edad, dos esposas y ocho hijos, me aseguró que...

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