Un escritor a escena

AutorOscar Cid de León

Fuera de los círculos literarios, asomaba el Carlos Monsiváis que se dijo fan de la primera Gloria Trevi, la de pelo suelto y zapatos viejos; el que actuó junto a Rosa Gloria Chagoyán en La guerrera vengadora 2 o con Enrique Álvarez Félix y Julissa en Los caifanes, película en la cual interpretó a un Santa Clos ebrio y decadente; que grabó un videoclip con Luis Miguel; que compartió con Lucía Méndez una portada de Tele Guía, o que idolatraba la lucha libre, aunque no televisada. En la pantalla se pierden "los ayes de los luchadores y los alaridos del Respetable Público", decía.

Era el Monsiváis del espectáculo, amigo confeso de María Félix, Lucha Villa, Juan Gabriel, Yolanda Montes "Tongolele" y Chavela Vargas.

Su relación con los medios televisivos fue siempre de amor y odio. Acuñó el término de "caja idiota", que después fue retomado repetidamente por los más acérrimos enemigos de la televisión.

"La televisión es el gran interlocutor a quien se le cede el centro del diálogo familiar", apuntó en Aires de familia.

Pero Monsiváis no fue precisamente un enemigo de la televisión. En su texto El impacto de la telenovela en América Latina, que le valió en 1998 el Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, reconoció el papel que jugaban los melodramas en la sociedad.

Consideraba que la educación sentimental del mexicano se desprendía, con todos sus pros y sus contras, de una larga tradición telenovelera.

Criticó las historias, pero también se rindió ante ellas. En el último capítulo de una producción que rompió esquemas, Nada personal, participó como elemento histriónico.

Irónico, aunque no necesariamente con aires de rechazo, se refirió a diversas telenovelas que enajenaban a los televidentes nacionales.

Alguna vez aseguró a REFORMA, por ejemplo, que le hubiera gustado ser biógrafo de Huicho Domínguez, exótico sujeto que Carlos Bonavides interpretó en la taquillera El premio mayor.

Observó que en un capítulo de la telenovela, Octavio Paz, Carlos Fuentes y él se habían rehusado, por diversos motivos, a escribir la biografía del personaje.

"Me pareció que se me sentenciaba de modo injusto", advirtió, "porque a mí me hubiese gustado muchísimo escribirla".

Fuera de los melodramas, sus incursiones en la televisión, sobre todo en programas de análisis de todo tipo, incluso, de futbol, fueron constantes. De allí provenía parte de su fama, reconoció el propio Monsiváis. Y si no fama, sí el reconocimiento de las masas.

Ni famoso ni...

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