Escribir desde la tierra

AutorAlejandra Carrillo

La narrativa de Lídia Jorge (Boliqueime, 1946) nace del suelo, lejos de los estantes de libros o del escritorio, viene de la tierra, del pueblo, de la gente que atraviesa su vida y hace que el mundo cambie.

Así describió la escritora portuguesa la génesis de su obra, galardonada ayer con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, en la edición 30 de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara.

"Lo que hago es relatar de una forma transfiguradora una epopeya doméstica de mi país", describió Lídia desde una conferencia en video, después de que el jurado del galardón destacara la humanidad en sus letras, su forma de acercarse tanto a los temas tratados en su obra como en la presentación de los personajes que la protagonizan.

Desde la publicación de su primera novela en 1980, El Día de los Prodigios, Jorge emprendió un viaje que la ha llevado desarrollar cuentos, literatura infantil, ensayo, teatro y poesía, para ella, su oficio es redentor y ha dicho que la ortografía no es una piel artificial de la expresión verbal, sino una estructura profunda que se revela en la imagen escrita.

"La literatura casi siempre es un júbilo interior, íntimo, en primer momento; después, cuando pasa a la gente, a un público que lo lee y lo ama, es un milagro", dice.

Se ganó el respeto de la crítica con La Costa de los Murmullos (1988), escrita en su estancia en Angola y Mozambique en pleno proceso de descolonización. Sin embargo, otros de sus libros hacen énfasis en procesos sociales y políticos de Portugal y cómo afectan en gran escala a las familias. De eso trata, por ejemplo, Los Memorables (2014), donde narra la historia de una periodista que investiga la Revolución de los Claveles, un levantamiento militar ocurrido en 1974 en Portugal, que provocó la caída del gobierno de ese país.

En este sentido, la autora mencionó la importancia que tiene para ella y para su literatura escuchar, sobre todo a las mujeres, porque las mujeres, dijo, son gente en general más vulnerable, con más problemas.

"Mis ojos y mis oídos están escuchando más a las mujeres, como símbolo de toda una sociedad".

Las mujeres hoy, según su perspectiva, cuestionan su papel cívico, sin embargo, aunque han cambiado bastante a la sociedad, continúan sin poder hacer la diferencia, y no lo harán si siguen con una especie de prolongamiento de los poderes masculinos, si mimetizan las relaciones de poder...

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