Escolta viento a policía caído

AutorAndrés Zúñiga

Una ráfaga de viento se dejó sentir en la explanada de la Academia de Policía y Vialidad del Estado donde escoltado por el aire y seis de sus compañeros, yacía el féretro de Tomás Bravo Soto, el policía estatal muerto en Tamazula durante una emboscada.

Terminó la ráfaga e inició la ceremonia póstuma, donde las autoridades de la Secretaría de Seguridad, compañeros, familiares y amigos le reconocieron a Bravo Soto su desempeño como elemento durante los 23 años que laboró en la Policía del Estado.

Rogelio Andrade Vicencio, comandante de la Policía del Estado, tomó el micrófono y habló con nostalgia, recordó el 1 de abril de 1978, fecha en que Bravo Soto ingresó a la corporación como policía de línea.

Con la voz entrecortada, narró cómo el buen desempeño y dedicación de Bravo Soto en sus labores le permitieron poco a poco ascender en la escala de jerarquías, hasta llegar a primer oficial o comandante de partida.

"Estuvo asignado a La Huerta, Mascota, Pihuamo, Puerto Vallarta, San Martín de Bolaños, San Miguel El Alto, Santa María del Oro, Talpa de Allende, Tecolotlán, Tomatlán y Zapotitlán de Vadillo", recordó Andrade Vicencio.

Mientras se escuchaba la marcha fúnebre, Beatriz Garay Morales, viuda del primer oficial, no pudo contener el llanto y dejó salir unos lamentos que fueron opacados por el sonido de las trompetas.

Bravo Soto murió cerca del Rancho El Huizache, en Tamazula.

Cuando comandaba una incursión para ubicar y destruir un plantío de mariguana fue baleado en un enfrentamiento con varios sujetos armados quienes emboscaron a policías estatales en una brecha.

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