'En escena estoy vivo'

AutorErika P. Bucio

Al guitarrista José Cruz le deprime no estar arriba del escenario y no es por el ansia del aplauso.

"Estar en el escenario es estar vivo", dice.

El líder de Real de Catorce se acomoda en su silla de ruedas en la sala de una casa sin lujos en la Colonia Educación. Está de buen humor. Casi todos los días tiene fiebre, un síntoma de la esclerosis múltiple, pero hoy no.

En el comedor, donde debería haber sillas y una mesa, hay sólo instrumentos, incluida su guitarra negra Washburn. Compone en otra, una Yamaha acústica, que lo acompaña en su habitación.

En el perchero cuelga su inconfundible sombrero negro y su chamarra de piel. Esta tarde, José lleva una de mezclilla y una camiseta de los Pumas.

Quiso ser futbolista. Era un buen delantero. Su papá jugó en el Atlante con Horacio Casarín. Llegó a probarse con el América, pero un portero le tronó los meniscos de una rodilla.

"Por eso no le voy al América", confiesa.

Fue su primo Alberto Zurita quien le puso una guitarra en las manos. Aprendió a tocarla con Gloria, de The Doors.

Cruz sigue en activo con Real de Catorce, ahora con una alineación de jóvenes: María Camargo, Arturo Waldo, Miguel Korsa, Octavio Bejarano, Rodrigo Pratt, Alan López, Francisco Velasco, pero con las rolas de siempre como Agua con sal, Jenny...

No es una banda que esté en la radio ni en la televisión. Pero suma tres generaciones de seguidores desde los tiempos de Rockotitlán, en 1985, aunque todo empezó en el 82, con el concierto en el CEDART Diego Rivera.

El grupo se apresta a grabar su primer disco experimental. "Vamos a entrar al

terreno del misterio". Un álbum que habrá de agregarse a una discografía de 12 producciones, patrimonio de la Fonoteca Nacional desde 2012.

¿Ha hecho escuela?

Quizá en la armónica...

¿Cuál ha sido su legado?

El blues en español, con todas sus variantes. El blues es

universal. No es puro. Quien lo diga es puro argüende.

Atrás han quedado los tiempos como militante del Partido Comunista, de las canciones combativas, los días de ir trepado en una camioneta de redilas, con un magnavox y su guitarra, para ir de gira con Heberto Castillo.

"No había dinero. Me pagaban con mariscos".

O cuando acompañó a Cuauhtémoc Cárdenas en la celebración de su triunfo en pleno Zócalo.

"Mis canciones se volvieron más sutilmente políticas y más sutilmente comprometidas con los estados de conciencia", asegura Cruz.

Si antes devoró El Capital de Marx y admiraba a Chico Buarque ahora lee la poesía de Efraín Huerta y José...

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