Escalera al cielo / True Detective, la serie
Autor | Sergio González Rodríguez |
El despliegue minucioso de las imágenes, las secuencias extensas, los diálogos crípticos, reticentes a la eficacia expedita, la trama que se revela en relumbres, el ir y venir entre un pasado profundo y un presente elusivo. Un auténtico cortocircuito en la oferta habitual de la narrativa serial y episódica que reformula el efecto adictivo en torno del misterio.
True Detective, en su primera temporada, se ha convertido en un clásico instantáneo en cuanto a series televisivas se refiere, y coincide con el ascenso actoral de Matthew McConaughey, quien, acompañado por Woody Harrelson, consuma un mecanismo de representación excepcional: el derecho y el revés de la lucidez en medio de la oscuridad y el crimen. La serie cuenta la historia de dos detectives que investigaron un caso en la última década del siglo anterior, cuyos detalles, connotaciones y consecuencias transformaron su vida para siempre. Ya en el retiro, son convocados por la policía años después para que auxilien a esclarecer los hechos de aquel caso, que ha recobrado una vigencia extraña.
La máquina de narrar fílmico-televisiva comenzó el siglo 21 con la pulsión de aceleramiento sobre la plataforma real e ideológica de lo tecnomilitar, y que hizo de 24 Horas, de Robert Cochran y Joel Surnow, un modelo a imitar con su pathos hiperquinético, o bien, se optó como contrapeso por el drama íntimo-familiar dentro de un relato del crimen, que logró su clímax en Los Soprano, de David Chase, o El escudo, de Shawn Ryan. Asimismo, se actualizó la novela de entrecruzamientos sociales en The Wire, de David Simon, o se introdujo el tóxico de la paranoia primordial en la historia del ex marine que deviene terrorista en Homeland, de Howard Gordon y Alex Gansa. True Detective decidió emprender otro sendero.
Aquellas series de gran calidad previas a True Detective siguieron un patrón de sinergia textual-audiovisual. En cambio, el creador de ésta quiso poner a la literatura en su sentido humanista en el centro del proceso creativo y productivo, justo cuando el planeta se encamina a una dimensión transhumana. Pizzolatto, novelista estadounidense y profesor de literatura hasta 2010 (en las universidades de Carolina del Norte, Chicago y DePauw), actualizó el drama tradicional en tres actos a la medida de episodios largos a guisa de nuevo thriller o noir, donde el sello de autor emerge a cada momento por el poder de un guión centrífugo y una estrategia precisa: recuperar lo contrario a la...
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