Escalera al cielo / Quiebra del Estado en México

AutorSergio González Rodríguez

El asesinato de Regina Martínez una semana atrás en Veracruz, que se sumó a los 75 asesinatos previos de periodistas en México durante la última década, remite a una reflexión: el Estado de Derecho es inexistente entre nosotros. Tampoco hay el "imperio de la ley" consustancial a dicho concepto, ni el Estado mexicano mantiene un "monopolio de la violencia".

El asesinato de dicha periodista subraya la completa impunidad de los delitos que se cometen en México. De nada sirve apoyarse en la relatividad estadística de las cifras para aducir que la diferencia entre el 80 por ciento, o 98 o 99 por ciento de impunidad respecto del 100 por ciento, es lo que permite defender que en México sí existe un Estado de Derecho, respaldado por un (des)orden institucional que implica de hecho territorios amplios bajo el dominio de los cárteles de la droga. O, peor aún, plantear que en otras partes del mundo también es muy alta la impunidad de los delitos: las sinrazones del comparativismo zafio.

Vivimos en medio de una idea formalista de nuestras instituciones cuya disfuncionalidad pone en evidencia la dinámica de simulación que rige la vida pública y en la que participa la integridad de sus instituciones: de los partidos políticos a la Suprema Corte de Justicia, de los gobiernos a las cámaras de diputados y de senadores, del accionar del capital a los monopolios de la comunicación, de las fuerzas públicas al sistema judicial y penal, del ciclo electoral a los intelectuales y propagandistas que apoyan aquella simulación. En medio, persiste una sociedad cada vez más indefensa ante las complicidades del poder político y económico, por comisión o por omisión, con el crimen organizado.

El Estado de Derecho, como concepto, sería indicativo e imprescindible para establecer una medición de lo legal y lo ilegal. Su punto de referencia se localizaría menos en un principio metajurídico de imperio de la ley abstracto, que en los cumplimientos concretos de sus instituciones.

La preponderancia de lo legal refiere a la legitimidad de un Estado, así como la importancia de lo ilegal pondría en duda tanto la legalidad en sí como su consecuente y presunta legitimidad. Desde este punto de equilibrio, la pérdida parcial de la legalidad en el territorio del Estado implicaría una quiebra del Estado de Derecho en términos formales y fácticos. De poco valen eufemismos al respecto, por ejemplo, aquellos que reconocen un Estado en crisis y quieren atenuar el hecho a través de...

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