Escalera al cielo / La lista negra

AutorSergio González Rodríguez

Para quien como yo disfruta las tramas tortuosas de la realidad, siempre más sutiles y contundentes, menos soporíferas que las de, por ejemplo, John Connolly, el narrador irlandés de novelas policiales, creador del detective Charlie Parker, esta vuelta a la Guerra Fría revitaliza mis ocios mentales.

Y, sin querer, descubro que vuelven a mí personajes de la época de oro del espionaje de la pasada posguerra. El otro día buscaba información acerca de un funcionario estadounidense de esos años en México, y me encontré con un episodio en el que aparece James Jesus Angleton, el legendario director de operaciones de contrainteligencia de la Agencia Central de Inteligencia, hijo de la mexicana Carmen Mercedes Moreno y de James Hugh Angleton, oficial de caballería del general Pershing en su fallida "expedición punitiva" contra Pancho Villa (http://en.wikipedia.org/wiki/James_Jesus_Angleton).

Angleton, que solía fumar y fumar mientras examinaba fichas y expedientes, o hablaba en voz baja en las juntas en las que todos a su alrededor gritaban, el rostro inexpresivo, los lentes gruesos, el aliento a whisky, la figura alta de cabeza alargada y orejas prominentes. Y quien recomendaba para su tarea de perseguir espías tres cosas: memoria, paciencia, análisis de datos. Provenía del medio literario de Yale y conoció a fondo un libro que, en algún momento de la universidad, quise yo leer sin terminarlo: Seven Types of Ambiguity, de William Empson. Su tarea consistió por décadas en manejar secretos e impedir que el manto confidencial fuera vulnerado.

Angleton comenzó a cumplir su ciclo, y lo mismo sus métodos obsesivo-paranoicos, cuando la tecnología del espionaje anunció la nueva época. Aun así, su ejemplo persiste entre quienes se dedican a la inteligencia o la contrainteligencia y siguen sus criterios: "El engaño es un estado de la mente y la mente del Estado"; o bien: "Es inconcebible que un brazo secreto del gobierno tenga que cumplir con todas las órdenes de apertura del gobierno".

Como afirma la propia CIA hoy en día, Angleton resulta un personaje fascinante, un oráculo, una institución en sí mismo, una leyenda. A pesar de biografías como la de Michael Holzman, James Jesus Angleton, the CIA, and the Craft of Intelligence (University of Massachusetts Press, 2008), crece el misterio alrededor de su personalidad, sobre todo, su error de...

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