Escalera al Cielo / Kubla Khan

AutorChristopher Domínguez Michael

Si existe en México una poesía que se aleje del siglo pasado y a la que ya se podría llamar, utilizando una expresión anticuada, posmoderna, esa es la de Julián Herbert (Acapulco, Guerrero, 1971). Relectura del desterrado Ovidio, La resistencia (2004) es un libro de poemas que llama la atención por la forma en que Herbert yerra, tanto en el sentido de periplo como en el de desacierto, ante Czeslaw Milosz o ante Cavafis. En Kubla Khan (ERA, 2006) ese afán mimético se profundiza y tal cual lo indica el título, la complicidad se establece no sólo con Samuel Taylor Coleridge, sino con Borges, su comentarista decisivo.

Herbert, perteneciente a una generación espiritualmente muy alejada del patetismo humanitario o de la trascendencia ecologista, invoca voces mutantes que se sirven del escolio, del fragmento o del aforismo: "Cosa, cosa/ ¿por qué me has abandonado?". Esa línea de La resistencia remite, entre agradecida y nostálgica, a Canto a un dios mineral, a Muerte sin fin, a Cada cosa es Babel, a los poemas metafísicos distintivos de la gran tradición de la poesía mexicana que Herbert, al parecer, se ha prohibido escribir. Él prefiere tocar otra puerta y hacer sonar la alarma de pánico ante las ruinas del siglo veinte tal cual las registraron los principales poetas historiosóficos: W.H. Auden, Joseph Brodsky, Milosz. Y a la manera de las crónicas berlinesas de Walter Benjamin o de aquella parte más resueltamente cartográfica del romanticismo, Herbert propone, en esas imitaciones, al poeta como un mago de la ciudad dispuesto a recorrer la circunferencia del civilizado.

Al final, en La resistencia, el yo lírico de Herbert, en funciones de antólogo, acaba por encontrar, a través de Ovidio y, en menor medida, de Job, el hilo de su voz: Cada pie un rasgo de estilo,/ un oráculo impreso/ geometría fulminada./ Joyas que pule y desgasta la rivera mientras el río murmura su desesperación. Herbert es un poeta que cree, con Brodsky, que "la civilización se conserva en los pies de página".

En Kubla Khan, Herbert se vale de esa manera cotidiana de edición visual (y no sé si también existencial o fenoménica) que es el zapping y, frente a una televisión, Herbert fragmenta una poesía donde Xanadú es el reino atisbado por Coleridge pero, también, la canción de Olivia Newton-John. Es casi una obligación que un buen poeta tenga como ambición ser, además de un lector, un artífice. Pero tiene mayor mérito lograrlo y ofrecer un Kubla Khan donde, otra vez y...

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