Escalera al cielo / El cine a prueba

AutorSergio González Rodríguez

A finales de los años 80, Tom Wilson sometió la mayor evidencia visual del asesinato del John F. Kennedy, el filme Zapruder, a un análisis de física luminosa mediante una computadora. Wilson, un ingeniero retirado de la NASA, realizó un examen que se volvería obsesivo, casi maniático sobre cada uno de los cuadros tomados por Zapruder el día y en el momento del asesinato presidencial. Al pasar y repasar la secuencia obtenida con una cámara Bell & Howell de 8 mm, Wilson descubrió y mostró que aquellas imágenes habían sido alteradas para favorecer la hipótesis del asesino solitario en el magnicidio (cf. Donald T. Phillips. A Deeper, Darker Truth, DTP, 2009) En el cuadro 316 y en otros se retocó la imagen para ocultar la evidencia de una bala que se disparó frente a la víctima.

El valor icónico del filme Zapruder, equivalente al de la Sábana Santa de Turín, derruía el fundamento de la versión oficial. La demostración de Wilson fue desestimada. Se puede imaginar a Wilson ensimismado frente a una pantalla en busca de indicios que se volverían evidencias contrarias al Informe Warren. La tarea de aquel ingeniero estaba perdida de antemano: perseguía una verdad que fue alterada para construir un mitograma hecho a conveniencia de los asesinos. La lección es apabullante: restauró una verdad que pocos querían ver. En el transcurso del tiempo gana la costumbre, no la verdad. El caso Wilson acude cuando se atiende el momento crítico que vive la cinematografía mundial, acechada por los problemas económicos, el cambio de modelo tecnológico, la piratería de los productos culturales por vía física o virtual (Internet), la competencia con otras expresiones como los videojuegos, las soluciones multimedia, la diversificación de las alternativas difusoras, la narratofagia global fomentada por las series televisivas y la oferta internacional de historias filmadas, etcétera.

¿Qué pasará con el cine de pantalla grande? De tiempo en tiempo, la pregunta surge entre quienes forman parte de esa industria y el propio público, en particular, cuando el desarrollo tecnológico ha impuesto transformaciones de producción (por ejemplo, el advenimiento del sonido), de distribución/ exhibición (la multiplicidad de salas en un edificio en lugar de una sola sala gigantesca), o al presentarse nuevos soportes (la copia en video o en DVD que privatizaron el consumo fílmico).

El frenesí de sus productores para convertir a la cinta muda El artista (2011), dirigida por Michel...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR