Es sólo para los entrones

Si eres aguantador y te gusta algo bien cumplidor, el Tonayán será tu domador.

No hay rincón de nuestro País, por más recóndito que sea, en el que no se pueda comprar un panalito o la pacha de a cuartito rellena de esta bebida de color ámbar.

El Tonayán no es mezcal, destilado de agave o tequila, sino licor de caña con 24 grados de alcohol.

Es a Armando Corona Flores, fallecido en marzo pasado, a quien le debemos la creación de tan singular bebida, que no cura nada, pero satisface la garganta de cualquiera con su sabor dulce y ríspido.

Su nombre hace referencia al pueblo de Tonaya, en Jalisco, de donde provienen las materias primas y, también, lugar en el que se realiza la producción por parte del Grupo Tonayán y Cía. S. A. de C. V.

"Al sur de Jalisco, entre llanos y montañas crece el agave, que cultivado con esmero y pasión entrega al jimador el espíritu y sabor que caracteriza a cada uno de nuestros productos", se lee en su página web.

El Tonayán tiene fama de ser el fiel acompañante de los teporochos de la esquina. Sin embargo, aunque lo nieguen, la mayoría ha sucumbido a su tentación, por lo menos una vez en la vida, cuando los bolsillos están casi vacíos y las ganas de tomar son muchas.

Las presentaciones más comunes en las que se vende son 250, 440 y 960 mililitros; pero si lo que...

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