Es Máquina de bostezo

AutorLuis Homero Echeverría

REFORMA / Enviado

SAO PAULO.- Lejos, muy lejos de aquel encanto que despertara Cruz Azul en su primera incursión dentro de la Copa Libertadores, La Máquina empezó con el pie izquierdo la edición del 2003, al sucumbir por la mínima diferencia ante el Corinthians brasileño en su patio de Pacaembu.

El cuadro celeste dejó una imagen contrastante con lo que fue Pumas de la UNAM un día antes en la cancha del Gremio. Los azules se olvidaron de atacar, dedicados a que algún balonazo les diera algo de vida y poder hacer daño a un rival de mayor oficio.

Porque Corinthians hizo suya la noche paulista gracias a la experiencia de sus elementos, a la dureza en la pelea de cada balón, a la rapidez de su medio campo y agradeció la escasa disposición del visitante para hacer daño.

El equipo brasileño de inmediato aprovechó las bandas con Rogerio y Kleber, en un mano a mano con los elementos celestres que se vieron superados en velocidad y con las gambetas permitieron que los rivales entraran una y otra vez a su área.

La Máquina careció de un jugador que le diera tranquilidad e inteligencia en la cintura, ya que el peso del equipo recayó en el brasileño Julio César Pinheiro, quien solo no pudo resolver todas las jugadas de ofensiva además de que el desgaste físico lo fue mermando poco a poco.

Entonces, el sistema de Mario Carrillo trató de explotar a Víctor Gutiérrez por la parcela derecha, con resultados similares y la siempre latente invitación al cuadro local para que en el contragolpe hicieran el segundo.

Porque apenas en los inicios del encuentro Corinthians aseguró los tres puntos, al tener mayor certeza en la...

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