'Es indudable, me atrae el riesgo'

AutorSilvia Isabel Gámez

El arquitecto Fernando González Gortázar es friolento y cálido. Cuestión de equilibrio, como el signo que lo rige: libra. Suele pasar en África cada 19 de octubre, día de su cumpleaños, pero este 2012 prefirió viajar en agosto para que sus tres nietos conocieran el continente.

"La mayoría de mis viajes han sido en busca de la naturaleza, en otros casos de lo poco que queda de las culturas originarias, que no siempre es positivo ni placentero".

Conoce bien 19 países africanos -Etiopía, Sudáfrica, Kenia-, y planea regresar el año entrante a Madagascar, aunque su espíritu viajero lo ha llevado a recorrer, por lo menos, otras 50 naciones del mundo. "Me interesa conocer la grandeza del planeta y su miseria, una producto de la naturaleza y otra de la humanidad. Quizá por eso mi adicción a África, porque allí el prodigio y el horror van siempre de la mano".

Viaja solo, acompañado por un guía. Es tanta la diversidad de pueblos y de dialectos en África, cuenta, que a menudo se mueven a ciegas. Le ha tocado perderse, cruzar fronteras con países en guerra, enfrentar el peligro. "Es indudable que me atrae el riesgo, intelectual sobre todo, pero físico también. No quiero dejar nunca de ver la vida como una aventura".

Su casa es una gran biblioteca. Invadida por libros, fotografías, grabados, discos..., ya la siente pequeña. Presume su desorden sobre la mesa del estudio, la habitación con su colección de cactus. "Soy un hombre en apariencia solitario que disfruta muchísimo la compañía de la gente que quiero".

González Gortázar (Ciudad de México, 1942) todavía guarda los libros de cuando tenía 14 años, títulos como La gallina ponedora o Cría de conejos. "Soñaba con ser un campesino que criara vacas y cultivara la tierra". Su pasión por la ciencia -la paleontología, la botánica, la antropología, la arqueología- lo condujo al arte. "Fui una persona de vocaciones múltiples. Lamento tener sólo una vida y no poder cumplirlas todas".

Estudió en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara fundada por Ignacio Díaz Morales, más que un maestro, "un segundo padre", afirma, lo mismo que Luis Barragán, con quienes comparte ahora haber sido galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes.

Su tesis consistió en un Monumento a la Independencia entendida como un ideal, una utopía. "Algo que ha hecho mucha falta en este país es soñar más. Lo he dicho y lo repito: todo lo que vale la pena comienza por un sueño".

Su mayor lucha ha sido, afirma, por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR