Es Fuentes un autor en plenitud

AutorIsrael Sánchez

Dos cosas exigía Carlos Fuentes de la novela y se exigía a sí mismo: imaginación y lenguaje.

"Capacidad para concebir seres reales gracias a la palabra; estructuras lingüísticas capaces de crear una realidad alterna, más poderosa y permanente que el gris de cada día", recordó ayer el escritor Vicente Quirarte, trayendo a continuación las propias palabras del autor de La muerte de Artemio Cruz.

"La imaginación y el lenguaje le dan realidad a la parte no escrita del mundo. Sólo lo dicho es dichoso, y sólo lo no dicho es desdichado", citó, durante el homenaje virtual que la Academia Mexicana de la Lengua (AML) rindió a Fuentes, su académico honorario, al cumplirse 10 años de su fallecimiento.

Al haber cerrado con gran capacidad crítica el ciclo de la novela de la Revolución Mexicana y abrir la -así llamada por él mismo- nueva novela hispanoamericana, y como originador del fenómeno literario del "Boom", el escritor nacido en 1928 y fallecido en 2012 constituyó un parteaguas en las letras, opinó en el mismo tributo el director de la AML, Gonzalo Celorio.

"Además, liberó al lenguaje de sus ataduras puritanas y del falso prestigio de la corrección lingüística, a favor -como lo hace la Academia- siempre de la expresión genuina de los personajes, recreada esa expresión obviamente con una conciencia estética que le confiere su carácter literario", consideró Celorio al encomiar el despliegue que hiciera Fuentes de recursos literarios hasta entonces inéditos.

Legendaria y ejemplar, sostuvo Quirarte, fue la disciplina que el también autor de Aura demostró para practicar con éxito el oficio de vivir y el de escribir: "escribir plenamente lo llevaba a vivir con plenitud".

Y así como él mismo considerara a Jorge Luis Borges como el creador de Buenos Aires, por sus textos dedicados a la ciudad porteña, del propio Fuentes podría decirse que es el creador de la Ciudad de México, añadió Celorio, pues le confirió una condición protagónica en esa novela referencial que es La región más transparente, publicada en 1958.

Obra que, en palabras de la escritora Margo Glantz, también partícipe del homenaje, inició una forma totalmente nueva de narrar y mirar al México posrevolucionario, de alguna manera demostrando -o tratando de hacerlo- que la Revolución había fracasado.

"Tanto por su lenguaje como por su temática, La región más transparente cambia totalmente el sentido de la narrativa mexicana, empezando porque es la propia Ciudad el principal protagonista de la...

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