Esto sí es de... Amores perros

El amor que siente a los perros ha hecho que desde 1973, Margarita Carrillo, destine no sólo su tiempo y sus escasos ingresos salariales, sino hasta su propia casa, la cual acondicionó exclusivamente para que, 53 perros que ha encontrado en la calle abandonados, enfermos o incluso a punto de morir, tengan un techo, comida, atención médica y hasta una caricia de su parte.

Para esta mujer de 61 años, la raza de sus perros es lo de menos, ya que dice, éstos sienten igual si son de raza pura o son criollos (mejor conocidos como corrientes).

"Desde que era niña me gustaban los perros y quería tener muchos en mi casa, pero no tenía la libertad de hacerlo. Fue hasta que me independicé que pude ayudar a perros desamparados que encontraba en la calle, en los parques, en las avenidas o en los mercados.

"Con el tiempo, pierdes la noción de la cantidad y luego te das cuenta que son muchos y que resulta difícil mantenerlos, pero aún así, veo la manera para que no les falta la comida y si se enferman, pueda llevarlos con el veterinario, con quien por cierto, tengo una cuenta pendiente muy grande", dijo Margarita quien soltó una risa nerviosa.

Salirse de su casa ubicada en El Chamizal, Ecatepec, para que los perros estuvieran cómodos y libres no fue un sacrificio para la empleada de una tienda de refacciones, ya que ante todo, estaba el bienestar de sus perros. Ahora vive en la casa de su hermano, aquí, en el DF y va todos los domingos a visitar a quienes considera sus hijos.

Durante la semana, los 53 perros no están sólos, ya que Don Ponchito Guillén, de 75 años, los cuida, les da de comer y riega los patios con desinfectante para que no huela feo.

"Desde 1986 estoy cuidando a los perros y estoy contento de estar aquí porque a mi edad ya es difícil conseguir trabajo. Los perros no son muy latosos, ladran cuando llega gente y a veces ladran en la noche y para que no ladren en el día les pongo música y así están tranquilos", comentó Don Ponchito, quien gana 300 pesos a la semana.

Lata para los vecinos

Sin embargo, algunos vecinos del lugar manifestaron su rechazo para con los perros ya que dicen ladran mucho por las noches, además de que hay muchos ratones porque siempre hay croquetas en el patio.

"En las madrugadas ladran, pero como el sueño nos vence ya nos acostumbramos", exclamó el comerciante Agustín Benhumea.

La ama de casa, Esperanza Ortiz, señaló que más que los ladridos, lo que no soporta son los ratones que se pasean por su azotea y que vienen de...

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