Ernesto Sánchez Proal / Resaca petrolera

AutorErnesto Sánchez Proal

A finales de la década pasada, dos ingenieros en el estado de Utah vieron una interesante oportunidad de negocios en incrementar la eficiencia de motores de combustión interna, dado el constante incremento del precio de los combustibles. Siguiendo esta idea, desarrollaron una nueva tecnología basada en un principio de inyección de hidrógeno (extraído de manera muy eficiente a partir de agua) para mejorar el rendimiento del combustible, que además resulta en una reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero. Patentaron su invento y arrancaron una nueva empresa.

Las proyecciones de mercado, basadas en lo atractivo del producto para los clientes (principalmente transportistas), lograron enganchar a varios inversionistas que accedieron a poner capital en la empresa. Comenzaron las ventas. Todo se veía muy bien... hasta mediados del año pasado: el precio del petróleo y con ello el de los combustibles comenzó a bajar como en caída libre. No así el de los componentes para el producto de su empresa, lo cual incrementó el retorno de inversión para los clientes, con un plazo ahora cada vez más largo, lo cual resta mucho atractivo a su oferta de valor y abate las proyecciones de crecimiento. El día de hoy, la viabilidad misma de la empresa está en duda.

La caída en los precios de los combustibles fósiles, específicamente del petróleo y ahora seguido por el gas natural (este último muy cerca ya de los 3 dólares por millón de BTUs al escribir estas líneas), tiene un efecto muy positivo en varias áreas de la economía y en muchos países, en especial en los consumidores netos de energéticos.

Por otro lado, ha sido ya muy comentado el efecto negativo en países productores, principalmente en algunos poco amigables con Estados Unidos o Europa Occidental, como Rusia y Venezuela. Lo que se ha comentado muy poco es el gran potencial de efecto negativo para nuestro planeta, no sólo por incrementar el uso de combustibles fósiles, sino principalmente por descarrilar muchas iniciativas con alto potencial de mitigación del cambio climático al hacerlas económicamente inviables.

Desde las inversiones en tecnología para automóviles...

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