Ernesto Sánchez Proal / Moore vs. Trump

AutorErnesto Sánchez Proal

Justo el jueves pasado, mientras las familias en Estados Unidos cenaban pavo y (quizás) trataban de evitar algún pleito familiar que reflejara lo dividida que quedó su sociedad después del 8 de noviembre, su Presidente electo anunció que estaba "trabajando duro" en Thanksgiving y "progresando" en persuadir a un fabricante de equipos de aire acondicionado de no mover su producción a México.

La medida de presión que ha amenazado con implementar sería la imposición de tarifas a la importación de esos productos para incrementar su costo en el mercado local. Es decir, que los consumidores estadounidenses paguen precios caros, soportando el alto costo de su labor y en paralelo que las empresas de ese país no incrementen su rentabilidad, a cambio de incrementar empleos de manufactura.

¿Por qué forzarlo? En Estados Unidos, el costo de los recursos humanos en manufactura comparado con las capacidades de los trabajadores ha resultado en modestos incrementos a la productividad: 1.8% del 2007 al 2015, de acuerdo con el Departamento del Trabajo. Por otro lado, el costo de labor en manufactura en México es hoy alrededor 7 veces menor que en Estados Unidos y en el 2007 la relación era más o menos de 5 a 1; además, las capacidades de las plantas en México son de clase mundial, el talento de los trabajadores, así como de los ingenieros y gerentes, mejora continuamente, varias multinacionales tienen sus mejores plantas en México en términos de ejecución y calidad. Es decir, en manufactura somos aún más atractivos hoy.

Por lo tanto, hay que distorsionar el mercado y forzar la medida, mientras exista apoyo popular. Pero a pesar de que tenga éxito en mantener las fábricas allá o forzar transferencias de productos de regreso, usando esquemas que parecen copiados del México de los años 70, la generación de nuevos empleos no parecería muy promisoria. Habrá que enfrentarse al nuevo niño en el barrio, que no nació en México ni en Centroamérica, sino en California y Massachusetts: los robots.

En los mismos 8 años en que la productividad laboral creció 1.8% allá, el poder de cómputo disponible...

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