Ernesto Diezmartínez / Piratas y originales

AutorErnesto Diezmartínez

Ya tenemos a la ganadora de la temporada. La mejor película veraniega hollywoodense -es decir, la cinta más entretenida, ingeniosa y divertida: la más genuinamente palomera- es Piratas del Caribe: el Cofre de la Muerte (Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest, EU, 2006), la energética secuela de La Maldición del Perla Negra (2003), ese ines- perado buen filme de aventuras corsarias con Johnny Depp como el extravagante, briago y desmadroso Keith Richards... digo, Jack Sparrow.

En la continuación, Verbinsky y sus guionistas saben que no pueden perder el tiempo presentando a sus personajes -ya los conocemos a todos y todos vuelven a aparecer, incluso uno que otro que se supone que estaba muerto-, así que apenas acabamos de sentarnos en nuestra butaca cuando nuestros viejos conocidos Will Turner (Orlando Bloom... ¿qué le ven, por cierto?) y su prometida Elizabeth Swann (Keira Knightley) son detenidos y condenados a muerte por ayudar a escapar al pirata Jack Sparrow. Sin embargo, su carcelero, el ambicioso Lord Beckett (Tom Hollander), le da la oportunidad a Will de salvar el pellejo, siempre y cuando le traiga la brújula mágica de Sparrow quien, a su vez, tiene que pagar una deuda a un tal capitán Jones (espléndido Bill Night, detrás del rostro digitalizado de un monstruoso calamar) que, para variar, está muerto... aunque no exactamente sepultado.

Y espérate: apenas si estoy resumiendo los primeros minutos de una delirante trama que se extiende, sin aburrir un instante, durante dos horas y media. Lo que salva a esta película de la dispersión -pecado venial de La Maldición del Perla Negra- es, además de las...

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