Ernesto Diezmartínez / La fe que mueve al cine

AutorErnesto Diezmartínez

En esa prodigiosa novela que es La Última Tentación, de Nikos Kazantzakis, María le pregunta a un rabino por qué Dios atormenta al hijo de ella, Jesús. El rabino, suspirando, le contesta a la madre: "Porque lo ama, María, porque lo ama".

Perdonará usted la cita literaria, pero no pude evitar recordar ese pasaje al ver, en el conmovedor melodrama religioso judío-ortodoxo Ushpizin, Los Invitados (Ha-Ushpizin, Israel, 2004), las interminables tribulaciones que pasan el fervoroso creyente Moshe Belanga (Shuli Rand) y su fiel esposa Malli (Michal Bat-Sheva Rand, su esposa también en la vida real) que, sin un shekel en qué caerse muertos y sin un hijo que alegre sus vidas, le rezan una y otra vez a Dios pidiéndole un milagro. Pero Dios, es obvio, los ama demasiado para no ponerlos a prueba. Para no hacerlos sufrir.

Ushpizin, Los Invitados, es, en primera instancia, una auténtica curiosidad: una película escrita y protagonizada por un verdadero judío hasídico (Rand) en la cual se muestra, con una visión ligera y positiva, la vida cotidiana entre la comunidad judía ortodoxa que vive en cierto sector del Jerusalén contemporáneo. Y aunque el director Giddi Dar y su equipo técnico son más bien judíos laicos, el guionista/protagonista Rand logró que los estrictos judíos ortodoxos no sólo aprobaran la historia sino colaboraran activamente en ella.

Sin embargo, más allá de la mera curiosidad...

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