Ernesto Diezmartínez / Kaurismäki está de buenas

AutorErnesto Diezmartínez

Ganadora del FIPRESCI (premio de la crítica internacional) en Cannes 2011 y exhibida en la pasada Muestra Internacional de Cine, ha regresado a las salas comerciales Le Havre: El puerto de la esperanza (Le Havre, Francia-Finlandia-Alemania, 2011), décimo séptimo largometraje de Aki Kaurismäki.

La cinta podrá parecer una mera repetición de los temas de siempre de Kaurismäki. En realidad, los filmes de este cineasta finés son una especie de continuas iteraciones en las que, en efecto, escenarios, personajes y situaciones son más o menos los mismos, pero con pequeñas variaciones en el discurso, en la puesta en imágenes, en el resultado final.

Por ejemplo, en Le Havre: El puerto de la esperanza, Kaurismäki está de buenas. Y quiere que compartamos su estado de ánimo.

Marcel Marx (André Wilms) es un viejo bolero que trabaja limpiando calzado en el puerto normando de Le Havre. Vive en una pequeña pero acogedora casita de madera con su comprensiva esposa Arletty (la veterana Kati Outinen) y su perrita Laika.

Es evidente desde el inicio que a Kaurismäki no le interesa el realismo: Marcel vive en un barrio casi perfecto -el prietito en el arroz es un vecino maloso (el legendario Jean-Pierre Leaud)- y en él reina, más que la solidaridad de clase, la simple generosidad humana.

Así pues, cuando Idrissa (Blondin Miguel), un niño ilegal proveniente de Gabón, vague por el puerto con el objetivo de viajar hacia Londres donde se encuentra su familia, Marcel y toda su palomilla buscarán la manera de que...

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