La época clásica del PRI

AutorJorge Javier Romero
Páginas45-50
45
Declive de Calles
8. La época clásica del PRI
Para acabar con el poder detrás del trono que Plutarco Elías Calles
ejercía como árbitro general de los conflictos políticos, Lázaro Cár-
denas contó con el cambio que la crisis económica de 29 y el pacto
político habían generado en el sindicalismo. La Confederación Regio-
nal Obrera Mexicana (crom), aliada de Calles durante su gobierno,
había sido excluida de la creación del partido, en buena medida por
su resistencia a Obregón, por lo que incluso su dirigente, Luis Napo-
león Morones, fue señalado en los mentideros como culpable del ase-
sinato de Obregón; la crisis económica, además, la había dividido.
También estaban los sindicatos nacionales de industria —electricis-
tas, mineros, ferrocarrileros y, en ciernes, los petroleros— con fuerza
movilizadora.
Al llegar a la presidencia, Cárdenas actuó con tolerancia frente
a las huelgas y se puso del lado de las demandas de los trabajadores;
Calles lo criticó públicamente pero, ante la movilización de los sin-
dicatos en apoyo al régimen, se fue del país. El presidente de la Repú-
blica recuperó la capacidad de arbitraje final de los conflictos: los
sindicatos le habían dado una nueva autonomía, que le había permi-
tido sacudirse el arbitraje del caudillo; por ello, en 1938 se reformó
al partido para incluir a los sindicatos y a la organización campesina,
de tal modo que, a partir de entonces, el pnr se transformó en el Par-
tido de la Revolución Mexicana (prm), y los operadores de la obe-
diencia de las masas obreras y campesinas pasaron a formar parte del
personal político de la coalición de poder.
La inclusión política de los dirigentes sindicales se basó, desde
luego, en una mezcla de reglas formales —como la titularidad perma-
nente de los contratos colectivos o la llamada cláusula de exclusión,
que permitía quitar el trabajo a los opositores a las dirigencias sindi-
cales— con otras derivadas del nuevo pacto de 1938. La legislación
laboral y la capacidad arbitral de la administración pública le dieron a
los dirigentes obreros leales el reconocimiento exclusivo como repre-
sentantes de sus agremiados. Con la titularidad permanente de los
contratos colectivos o la exclusión de la fuente de trabajo de los disi-
dentes, las reglas formales protegieron a las dirigencias oficialistas
frente a cualquier forma de competencia. Incluso, en casos extremos,
se utilizó la fuerza para silenciar movimientos de oposición, lo que le
Creación
del PRM
Control
corporativo
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