Entusiasta del maguey

TLAXCALA.- A los 16 años, Rodolfo del Razo López trabajaba como tlachiquero en Hidalgo. Dos años más tarde, se desempeñaba como mayordomo, la mayor jerarquía dentro de un tinacal, por encima de puntero y semillero. Su dominio empírico de los procesos, el cuidado y la elaboración del pulque le habían ganado ese lugar y le valieron, años más tarde, su mudanza a Tlaxcala. Eran los años cuarenta y la industria pulquera vivía su mejor época.

-Tuvimos la suerte de hacer las cosas bien, pulque de muy buena calidad, por eso éramos muy solicitados -dice con modestia don Rodolfo.

Solicitados por varios de los hombres de traje que posan en una foto histórica atesorada en un rincón de su comedor. En ella aparecen los protagonistas de la cúpula pulquera, como la llama don Rodolfo.

-La industria del pulque llegó a ser muy poderosa, hubo grandes capitales; toda esta gente llegó a tener mucho dinero, pero les faltó visión, organizarse- narra.

Además de propietario del Rancho San Isidro, en Nanacamilpa, hoy don Rodolfo es cabeza de una familia consagrada al maguey. Y visión les ha sobrado.

De productores y distribuidores de pulque se han transformado en detonadores de una industria que incluyó su envasado para la exportación.

Don Rodolfo recuerda aún cuando comenzó a descender el mercado del pulque. Se lo atribuye al estigma de ser una bebida para gente pobre pese a haber sido elíxir de guerreros, reyes y sacerdotes en la época prehispánica, y a un mito difundido por los cerveceros: inventaron que para la elaboración del pulque debía ponerse en él una muñeca de excremento.

-El pulque es una bebida totalmente fina, de muchos cuidados. Nos hicieron mucho daño- reflexiona.

Hubo un tiempo en que la bebida y su distribución estuvo bajo control. Cuando se pagaba el timbre, el impuesto para legalizar transacciones.

El pulque llegaba por ferrocarril a cuatro puntos de la ciudad, donde había aduanas que supervisaban su arribo. Pero luego los reubicaron a una receptora en Cuautepec, por el Reclusorio Norte, un predio de seis hectáreas al que llegaban todos los productores.

-Pero en los 80 llegó la disposición de que el pulque quedaba fuera de todo impuesto y fue el acabóse: comenzó a comercializarse pulque sin ningún control sanitario ni de calidad, comenzó el abuso -lamenta.

Hoy, sostiene don Rodolfo, el principal problema es la extinción de la planta.

Él y su familia se mantienen fieles a la industria. Cuando vieron que el negocio del pulque iba para abajo, se las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR