Entrevista / Tom Wolfe / Tom Wolfe: 'Yo prefiero el realismo'

AutorCarlos Rubio

CORRESPONSAL.

FOTOS: JUAN LEMUS

BARCELONA.- Tom Wolfe es uno de esos personajes cuyo mito se humaniza completamente a corta distancia, cuando conversa y vibra con los temas que le apasionan: cultura, periodismo, política o la sociedad actual.

Sus ojos azul claro son vivaces y brillan con el esplendor de 82 años vividos a plenitud; sus manos llaman la atención porque son grandes, fibrosas, con la piel pegada al hueso, dejando traslucir las azules venas de uno de los príncipes del periodismo y la literatura mundiales.

La cita es en un lujoso hotel de Barcelona, en un amplio salón de estilo modernista donde Wolfe habla con ahínco, imprimiendo a sus palabras un ritmo lento y reposado, pautando su conversación con historias que se multiplican en su memoria. Sufre fuertes dolores de espalda que han ido curvando su columna, pero no muestra un solo gesto de amargura, sino todo lo contrario.

Viste traje color hueso, corbata blanca con lunares negros, camisa azul y pañuelo blanco con ribetes oscuros en la solapa. Es relajado y afable, el tiempo deja de contar en cuanto comienza a charlar.

Durante media hora, el autor de obras como La hoguera de las vanidades (1987), La izquierda exquisita (1970), Ponche de ácido lisérgico (1968), Las décadas púrpura (1982), El nuevo periodismo (1973) y Hooking Up (2000) despliega su talento como gran conversador, respondiendo una tras otra cada cuestión con la soltura de un boxeador que se ha batido en infinidad de combates dialécticos.

La primera pregunta tiene que ver con la inmigración en Estados Unidos, tema central de su más reciente novela, Bloody Miami (Anagrama), que cuenta la historia de un policía hijo de inmigrantes cubanos que impide a otro cubano que huye de la isla lograr su ansiado sueño: pisar suelo estadounidense.

Esta obra monumental de 617 páginas ha supuesto el regreso de Wolfe al ruedo literario por la puerta grande.

¿Cuánto hay en Bloody Miami del periodista y cuánto del novelista?

La mayor parte de lo que he hecho proviene del periodista que soy. Y cuando la gente habla en términos negativos o despectivos del hecho de que sea periodista, yo insisto en que sí, que eso es lo que hago. Es algo de lo que no me podría quejar jamás, porque jamás habría podido escribir novelas como Bloody Miami si no lo fuera. Quiero decir que nadie podría escribir sobre, por ejemplo, los mexicanos que cruzan la frontera y van a trabajar a Estados Unidos si no lo hace como periodista, porque hay que ir a donde están y verlo. Cada vez que me piden consejo sobre cómo ejercer el periodismo yo digo: lo primero de todo es salir del edificio del periódico, porque ése es el principio para buscar el conocimiento. Si no hubiese sido reportero, para bien o para mal, nunca habría hecho lo que ahora todos admiran.

Podemos decir entonces que esta novela se trata de una ficción que en realidad no lo es.

Sí. Hay una novela acerca de la guerra en Iraq, titulada The Yellow Birds (Los pájaros amarillos), de Kevin Powers, la cual recomiendo vivamente, que está basada en su totalidad en la vida de un soldado estadounidense que vive ese conflicto. Esa obra está a medio camino entre el periodismo y las memorias; sin embargo, se presenta como una obra de ficción y lo subraya. En ese sentido, yo creo que muchos novelistas estadounidenses no quieren que se considere que hacen realismo, sino novelas psicológicas porque parece algo más elegante, algo con lo que estoy totalmente en...

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