Entrevista / Thomas Coutrot / Un economista aterrado

AutorAuxilio Alcantar

Si al momento de la publicación de su manifiesto, en 2010, los economistas estaban aterrados, hoy ese sentimiento es mayor, asegura Thomas Coutrot, uno de los creadores del documento.

"El terror es doble, porque las políticas implementadas por la Unión Europea desde hace año y medio son suicidas. Lo único que hacen es agravar la crisis y el riesgo de descomposición de la Unión", expresa Coutrot.

En entrevista exclusiva, el analista francés y uno de los autores del Manifiesto de los economistas aterrados (Barataria, 2011)habla de los límites de la economía global y sus riesgos.

"Estamos terriblemente inquietos por esta catástrofe, que hoy parece inevitable".

La economía global escapó al control de los Estados, o más bien, los Estados renunciaron a controlar la evolución de la economía global, asegura.

Según Coutrot, el mundo se encuentra de cara a una élite global que controla a la vez la política económica, a los dirigentes de bancos y de la industria financiera, señala.

"Y esa élite global está llevando a la economía mundial a un desplome. Pero de alguna manera lo que estamos viviendo es una suerte de diluvio; es decir, mientras haya ganancias acumuladas, o fortunas que puedan crearse, todo puede seguir.

"La industria financiera está organizando el robo de los países, pero un buen día terminara por comerse a ella misma".

En todo caso, expresa, hoy es evidente la incapacidad de los dirigentes a prever más allá de los primeros meses del año.

En Europa, la prioridad no es el crecimiento sino la lucha contra el déficit público, dice usted, ¿cuáles son las consecuencias de esto?

La obsesión patológica de los gobiernos europeos es la reducción del gasto público. Pero hay muchas maneras de luchar contra los déficits: aumentando los impuestos, por ejemplo. Desde hace 20 años, el Gobierno francés ha disminuido el monto de los impuestos que pagan las empresas y las clases más privilegiadas del país. Hoy, podría luchar contra el déficit aumentando esas cotizaciones, pero no quiere. Prefiere disminuir el gasto público, a sabiendas de que ese rubro no ha aumentado tanto, en relación a la riqueza creada en Europa. Hay una obsesión con el gasto público y hoy la única ambición de la Unión Europea es el control de dicho gasto a través de una suerte de institución, de federalismo presupuestario. Federalismo que podríamos calificar de ultraliberal, y que intenta reducir los gastos públicos en todos los países de la Unión Europea.

Ustedes anunciaban que la...

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