Entrevista / Roger Chartier / Las batallas del libro

AutorEduardo Castañeda

Reconocido en el mundo por su trabajo sobre la historia de todo lo relacionado con la palabra escrita, Roger Chartier es una de las voces más calificadas en Occidente para explicar la realidad actual del libro, la lectura y las distintas formas de escribir que se presentan a raíz de la convivencia de las formas tradicionales y las propiciadas por las nuevas tecnologías.

El autor de Historia de la lectura en el mundo occidental concedió esta entrevista en la que habló de su escepticismo sobre las ideas que sepultan la lectura y el libro como objeto y obra intelectual.

En relación con la computadora, señala que la gente tiene diversas maneras de apropiarse de las nuevas tecnologías; que la pantalla del ordenador ayuda a una multiplicación de la cultura de lo escrito, mientras que las otras, las de la televisión y del cine, no.

Además, pone focos rojos sobre la nueva visión de los editores de libros, pertenecientes a los grandes grupos, que exigen a cada libro su propia rentabilidad económica, todo un cambio, cuando hace no mucho tiempo se pensaba que otros volúmenes o colecciones permitían publicar libros de mayor peso intelectual.

"Lo que existe es el problema del criterio de la rentabilidad", asegura Chartier.

¿Cuáles son los rasgos más importantes de la transformación de la cultura del libro?

El fenómeno que más se comenta es la transformación de la edición, de la distribución, del negocio de las librerías. Por ejemplo, en Francia, dos grupos, Vivendi y Hachette, controlan el 60 por ciento de la producción de los libros; al mismo tiempo, Hachette es uno de los tres distribuidores más importantes de libros, no solamente de los suyos, y compró toda la cadena de Virgin Megastore.

Es un fenómeno que se repite y que se podría encontrar en España y en Italia, entre otros.

Esto tiene diversas consecuencias. La primera es que las editoriales independientes que quedan son muy pocas. Quizás en Francia sólo queden dos. Otras existen como sellos de un grupo.

La segunda consecuencia es que no debemos pensar que afecta directamente en términos de censura, de intervención directa de los dueños de estos grupos, que algunas veces no tienen nada que ver con el libro.

Esto es porque, si han comprado las editoriales, evidentemente lo han hecho para que sean negocio y que mantengan su reputación, su imagen y catálogo.

De esta manera, pienso que no porque haya concentración, necesariamente habrá una intervención sobre la producción editorial. Lo que existe es el problema del criterio de la rentabilidad.

Tradicionalmente, la rentabilidad se pensaba en términos de la...

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