Entrevista / Revive Solares la invasión yanqui

AutorEmmanuel Noyola

'El pueblo que más ha padecido el imperialismo yanqui somos nosotros. Desde mediados del siglo 19, el recorrido ha sido brutal. Nos quitaron la mitad del territorio", dice con convicción Ignacio Solares, y lo reafirma citando una frase de Octavio Paz: "Estados Unidos es un gigante que no oye nuestros lamentos, pero es un gigante que camina y al caminar se mete a nuestras tierras y nos aplasta".

La invasión, la nueva novela del escritor que comienza a circular bajo el sello de Alfaguara, lleva al lector a imaginar cómo habrá sido la Ciudad de México bajo la ocupación estadounidense de 1847.

"Cuando no encuentras en la historia cómo agarrarte, la imaginación te lo permite; es una llave secreta maravillosa para abrir puertas insospechadas en todos los terrenos", sostiene.

Narrativamente, la acción de su novela ocurre en dos tiempos: en el de la invasión y en el momento en que Abelardo, un hombre liberal y sin problemas económicos, escribe hacia fines del siglo 19 una crónica de la irrupción yanqui que dejó inconclusa.

La mujer de Abelardo lo impulsa a retomar la crónica. "Magdalena es tremenda porque lee a autores insólitos para el momento, como Charles Fourier", apunta Solares.

Así, Abelardo revive el acontecimiento que marcó su vida, además de sus malogrados amores y culpas subrepticias, mordicantes.

El tema central de la obra es el miedo. "Es el principio", dice Solares. "Abelardo se vuelve paranoico pensando en que va a tener un yanqui encima. La idea de que te van a invadir es el leitmotiv, hasta que llega la invasión. Tú lees la novela y estás pensando en el presente. Te brinca por lo nacional y por lo internacional".

Para Solares, el verdadero personaje de esa guerra fue el pueblo de México, el que reacciona.

"Hay dos hitos en la historia de la Ciudad de México: la invasión norteamericana de 1847 y el terremoto de 1985. La sensación de pérdida, de fracaso, de dolor, de muerte, pero también la cohesión que surge, el sentirte parte de una comunidad que lucha contra algo -contra un elemento natural o contra el invasor-, da un sentido de identidad que me impresiona mucho".

"Hay que entender", explica, "que ante el brutal gigante que tenemos en el norte, era inevitable que el terror fuera supremo, pero también hubo quienes fueron capaces de enfrentarlo en un acto de heroicidad que marcó a la ciudad".

El doctor Urruchúa aparece como un segundo narrador y personaje, cuyas peculiares anotaciones Abelardo conserva e incluye en su relato.

"El...

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