Entrevista / Mauro Leos / La vida en el epicentro del SARS

AutorMaria Luisa Medellín

Es tanto el pánico en la ciudad de Beijing por la neumonía atípica, que están pensando cambiarle de nombre. Ahora se llamará "Ghost Town", cuenta irónico Mauro Leos.

El profesionista regio se encuentra allá dando clases de inglés a cada vez menos alumnos asiáticos y de otras nacionalidades, ya que existe una histeria masiva, y el que puede deja el país.

"Hasta hace menos de 15 días", explica, "Beijing era una ciudad, donde la gente salía de compras, había embotellamientos interminables en las grandes avenidas, los camiones iban 150 por ciento llenos, y los restaurantes eran un espectáculo ruidoso".

Claro, había rumores de que 100 ó 200 personas podrían tener SARS, pero existía el "colchón sicológico" que brindaba el gobierno, el que sólo reportaba 60 casos en Beijing.

Todo eso acabó, no sólo se confirmaron los peores temores de la población al incrementarse la cifra a cerca de 400 enfermos en poco menos de tres horas, sino que el mismo gobierno aceptó que se había tardado en reconocer el avance real del padecimiento.

Beijing ha quedado paralizado. Día tras día se agregan 100 o más enfermos a la lista de pacientes.

"Ayer, en la tiendita cercana a mi casa confirmé el pánico de la gente", dice, "una fila de aproximadamente 15 personas, con las manos llenas de productos, compraban carne, arroz, jamón, pastas, papel de baño y todo lo que pudieran cargar para no salir en días".

Mauro platica que las calles parecen de película porque son pocos los que andan sin mascarilla, sean especializadas o de las que se consiguen ahora con los vendedores en cualquier esquina.

"No cabe duda que no únicamente en Beijing, sino en todo China y Asia se empiezan a sentir los efectos económicos del SARS. Yo no soy la excepción. En mi trabajo han cancelado todas mi clases, mínimo por tres semanas; además, entre mis seis alumnas japonesas sólo queda una "sobreviviente", el resto ha regresado a su país, en suma, estoy desempleado".

En las universidades han suspendido las clases para los chinos, y los extranjeros tienen la opción de continuar o parar los cursos y regresar hasta que el peligro de la neumonía atípica se aleje.

"Yo no pienso irme", asegura, "pero el 70 u 80 por ciento de los alumnos, muchos coreanos y japoneses, se están escapando de Beijing como si esto fuera un holocausto. No me...

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