Entrevista / Julia Santibáñez / 'Todo es poetizable'

AutorMiguel de la Vega

FOTO: HUGO BALCÁZAR

Hace dos años, Julia Santibáñez dejó atrás una carrera en el mundo corporativo y se convirtió en un mujer de letras. O mejor dicho: en una mujer de palabras. Es una poeta que anda a la caza de un sustantivo que sea protagonista de sus versos, o de un adjetivo escurridizo que se vuelva preciso y precioso.

¿Qué es hoy el amor?

Esa es La Pregunta. Si tuviera la respuesta sería multimillonaria, sobre todo si supiera cómo llegar a él y cómo conservarlo. No sé qué es el amor.

Pero escribes sobre él.

Sí, pero desde mi óptica muy personal, no pretendo dar cátedra, ni hablar desde un podio. Me chocan los absolutos, no me gustan, no creo en ellos. Creo en mi experiencia y desde ahí escribo.

Entonces, desde tu visión, ¿qué es el amor?

Es la fuerza más brutal que existe, en todas sus acepciones: positiva y negativa. Es la fuerza más aterradora, de mayor peligro, adrenalina y riesgo, pero, al mismo tiempo, lo más vitalizante, lo más inspirador, lo que más te hace sentir el impulso de hacer cosas. En mi caso, es la inspiración para escribir.

¿Qué te seduce?

Fundamentalmente, la inteligencia. La envoltura no me interesa... y prueba de ello son mis parejas anteriores, jajaja.

¿Quién escribe poemas en tiempos de Twitter?

Los necios, los absolutamente insensatos como yo. Escribo porque no encuentro una mejor manera para tratar de amarrar el instante, de atraparlo en un par de líneas y luego echarlo a volar.

¿Por qué dejaste el mundo corporativo?

Porque quería dedicar más tiempo a mi escritura, a mis propios intereses. Me gustaba mi trabajo en las editoriales, pero la parte de manejo con el corporativo, los presupuestos, los estados de resultados... todas esas cosas me resultaban engorrosas y cada vez más cansadas. Llega un momento en que tienes que dar un manotazo en la mesa y decir: "ahora me toca a mí".

¿No fue una crisis de la mediana edad eso?

No sé, no creo porque lo venía pensando de tiempo atrás, pero no me había atrevido. No es fácil atreverte cuando tienes un cheque cada 15 días, prestaciones, mantienes una hija que está en la prepa. De pronto, literalmente, las cosas se acomodaron y dije "o lo aprovecho ahorita, o me voy a arrepentir el resto de mi vida".

¿Llegar a los 50 años te da libertad o te pesa?

No, ¡no me pesa nada! Me da la voluntad y la valentía, tal vez el coraje, de decir "ahora me toca a mí". Ya me demostré y le demostré a todo el mundo que lo podía hacer, ahora quiero correr riesgos.

Uno de tus poemas habla del...

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