Entrevista / Freddy Téllez / El profeta del desencanto

AutorAuxilio Alcantar

E.M. Cioran pensaba que no podía gozarse de la vida, porque el hombre estaba condenado al dolor; sin embargo, era una persona que también gozaba, y hay en él una afirmación de la vida, pero de una forma negativa, dice el catedrático Freddy Téllez.

Téllez es filósofo, ensayista y profesor en la Universidad Popular de Lausana en Suiza, donde imparte la cátedra sobre E.M. Cioran. Nació en Bogotá, pero vive desde hace 10 años en Lausana. De entre sus ensayos, destacan De la praxis, La sexualidad del feminismo y Los rostros de la escritura.

¿Qué importancia tiene la obra de Cioran en nuestra época?

Es importante porque nos muestra el peligro de las ilusiones ideológicas. A Cioran empezó a leérsele en el momento de la decadencia de las ideologías totalitarias, sobre todo la última, la del comunismo. El conoció el totalitarismo nazi, estuvo preso en los años 30, y pienso que todo eso, además de marcarlo, le dejó una lección. La enseñanza que extrajo de la ilusión profunda en la cual creyó lo armó para mostrarnos el camino a seguir, a los que también nos ilusionamos en totalitarismos más recientes. Este es el peso que tiene Cioran a nivel político-ideológico. La otra variante extraordinaria de Cioran es la de un pensador con distancia, capaz de ver los fenómenos humanos, con una visión totalmente desencantada.

Y justamente, se dice que Cioran situaba la desesperanza en el corazón de toda reflexión filosófica, ¿lo cree usted así?

Sí. Cioran viene de la familia de los escépticos griegos y de la familia restringida de los que han podido ver la vanidad del obrar humano. Cioran es alguien que se acerca a la visión oriental de lo que se llama "el no obrar", visión que viene del taoísmo. Pienso que Cioran, Nietzsche y otros pensadores, se sitúan en ese mismo espíritu de ver que el obrar humano está condenado a una vanidad. Nosotros, los otros, no podemos dejar de colocarnos dentro de esa vanidad, de creer que con nuestras obras vamos a cambiar lo esencial de esta vida.

¿Le parece Cioran un provocador?

Probablemente sea un provocador, pero no por el gusto de la provocación. Pienso que en la provocación se puede mostrar el valor de lo exagerado, lo exagerado nos expone también un matiz determinado de la vida. Si vemos por ejemplo la posición que tuvo frente al suicidio, podría pensarse que es una provocación, pero al mismo tiempo es como una manera de aprender sobre el suicidio. Cioran exhorta al suicidio, dice que hay que suicidarse y, sin embargo, dice...

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