Entrevista/ Ferran Adrià / 1846 razones para crear

AutorSofía M. Yáñez

Un día de 1987, Ferran Adrià se convirtió en el líder tras los fogones de El Bulli. El cocinero español, quien marcó la diferencia con su innovación disruptiva en forma de espumas y esferas, abrió, sin duda, las puertas a una nueva era gastronómica.

Tras alcanzar el máximo estrellato Michelin, ser nombrado el mejor restaurante del mundo cinco veces y crear 1846 platillos, la deconstrucción terminó: en 2011, el Bulli cerró como restaurante y se transformó en espacio creativo. Surgieron luego proyectos como El Bulli Lab y La Bullipedia.

"El Bulli Lab nació en 2014 con la finalidad de convertirse en un centro de investigación. Durante tres años hemos trabajado con un equipo de más de 50 personas, entre cocineros, sumilleres, nutricionistas, diseñadores, arquitectos, historiadores...

"Con este equipo multidisciplinario intentamos abordar el estudio de la gastronomía desde una perspectiva tanto global como holística, aportando una visión diferente desde cada disciplina", menciona Adrià.

Ahora, el mundo espera paciente su nuevo y ambicioso proyecto, El Bulli 1846, que abrirá sus puertas el próximo año en Cala Montjoi de Roses, donde hasta hace seis años se localizaba el emblemático restaurante.

El complejo, con salas de exhibición, áreas para la lluvias de ideas y cocina para eventos de recaudación, resultará un híbrido de museo científico y creativo, zona de innovación y laboratorio de investigación.

Tu filosofía culinaria

Resulta difícil, sin duda, resumir la de cualquier chef en pocas palabras.

En general, diría que he procurado siempre cuestionarme todas las certezas, no dar nada por sentado, intentar trabajar siempre con la máxima libertad, asumiendo todos los riesgos.

Desde el punto de vista del lenguaje culinario, he dado mucha importancia a los sentidos, a la experiencia gastronómica, a la creación de las nuevas técnicas, conceptos y elaboraciones.

El mayor reto de cerrar El Bulli como restaurante y abrirlo a la investigación

Sin duda, ser capaces de reconvertir toda una filosofía y una manera de afrontar los procesos creativos, pero también de gestión, de organización... La idea ha sido la de implantar la eficiencia de el Bulli a un equipo muy variopinto, que no procede del mundo de la restauración.

¿Qué ha sido lo más difícil en estos últimos seis años?

Comenzar de cero. Estábamos con algo muy distinto, y, de repente, la sensación fue la misma que cuando empezamos El Bulli en los 80. De hecho, como sucedió entonces, los resultados de...

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