Entrevista / Encuentra Diego una nueva familia
| Autor | Daniel Garibay |
Diego Luna se enorgullece de los proyectos que tiene para este año, y asegura que son sólo los primeros de varios más, pues se alimenta con cada trabajo que encabeza, ya sea en cine o en teatro.
Para el actor, ambos géneros son maravillosos, pero completamente distintos, pues en los dos hay una compenetración, pero en uno la entrega es inmediata, y el otro deja una huella imborrable.
En su papel de productor, con Canana Films, la empresa que fundó con Gael García, el actor estrenará cuatro películas: Dramamex, para febrero o marzo; el documental Chávez, Déficit, protagonizada por García, y Cochochi.
Además, asegura que su reciente participación en Festen, donde comparte el escenario junto a Diana Bracho, José María Yazpik, Luis Rábago y Mónica Dionne, le ha dejado grandes satisfacciones, pues goza de la compañía de la que ahora llama su nueva familia.
¿Qué ha significado el teatro y el cine en tu desarrollo actoral?
El teatro y el cine son universos muy distintos, y por eso es que se pueden compaginar tan bien, por eso es que un actor puede brincar de uno a otro. Se necesitan músculos distintos, es otra experiencia.
Quizá la adrenalina que sientes en el teatro no se compara con nada, porque el proceso es un ciclo que se cierra todas las noches, a diferencia del cine, que es un ciclo que se abre hoy y cierra en ocho o nueve meses.
En el teatro, el ciclo es diario, es una experiencia distinta; además, el actor tiene el control de lo que sucede, porque son dos horas donde tú tomas la decisión y estás frente al público, bajo una dirección, pero estás a cargo de contar una historia que sólo los que estuvieron ahí, se llevan un recuerdo, lo que hace que esa persona se conecte a ti.
El teatro ha estado vinculado contigo desde pequeño, ¿qué significa en tu vida?
Es un universo donde nada más convive un actor, el público y un texto, y es todo lo que se necesita para que se dé la magia de llevar a una persona a otro lugar, de desconectarlo de su vida y traerlo a la historia que le estás contando.
Es una de las experiencias que pueden ser más gratificantes y más dolorosas también, porque uno recibe la respuesta inmediatamente, no hay un filtro que te permita mentir, de todo lo que provocas, constatas la respuesta, y es el proceso del que más aprendes.
Ahora regresas con una obra del Dogma 95, ambientada por tu padre. ¿Cómo te sientes?
Feliz porque es un proyecto donde estamos rodeados de pura gente que yo admiro; obviamente mi padre, que creo que es...
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