Entrevista / Dolores Padierna / 'Voy a estar entre los mejores'

AutorIvonne Melgar

Dolores Padierna sustituye el verbo ganar po r el de arrasar cuando pronostica su futuro electoral en una delegación donde, según ejemplifica, la conocen hasta los perros.

Candidata uninominal, la ex delegada perredista en Cuauhtémoc dice que va a las urnas no para competir por un cargo que ya siente suyo, el de representante de la comunidad. No, está ahí y anda de puerta en puerta, para jalarle muchos votos a su partido. "Soy un capital político del PRD", se autodefine esta mujer de 42 años de edad, casada y con dos hijas adolescentes.

Y sin embargo, como política de carrera que ya es, militante de izquierda desde los años de la ultra-ultra, con más de la mitad de su vida en los jaloneos del poder y el liderazgo, cuenta que la peor experiencia en esos terrenos, por injusta y dura, ha sido la de su derrota interna por la dirigencia capitalina perredista.

El gesto se le endurece. Peor que la madrugada infernal de Lobohombo, peor que la tarde en que una grabación sugería su contubernio con un empresario de antros. Y es que Padierna lo reconoce: a estas alturas, la realización está en avanzar.

"Si uno da un paso en el sentido que quiere, hay una felicidad incalculable. A veces, con qué poco se conforma uno, pero es que uno sabe que va hacia allá".

Proveniente de una corriente del PRD a la que sus adversarios y críticos califican de clientelar y corporativa, la ex lideresa de maestros y costureras, se defiende. Dice que la suya es una política que viene de abajo, de lo popular y de los días en que la militancia equivalía a vivir clandestino y renunciar a casi todo.

Reivindica y abanica su pasado. Pero también marca distancia, hasta de su pasado inmediato como legisladora (1997-2000). Esta vez, asegura, no será tan rijosa en San Lázaro.

"Vamos a convencer al Presidente", plantea al explicar que la tarea de su partido deberá centrarse en instaurar, junto con el gobierno, un modelo económico generador de empleos.

Y perfila, con vehemencia, hacia dónde va encaminado su futuro cuando se le pregunta sobre Andrés Manuel. "Yo voy aquí, soy pieza, me siento así, pieza, instrumento, gente que va a la Cámara a apuntalar el proyecto de López Obrador".

Entonces, se le agudiza la mirada. Ríe como quien posa para una foto de final feliz. Y luego viene el rictus como de carcajada, al confesar lo que pretende:

"Voy a estar entre los mejores, y que la gente diga, es buena. Y no en la Cuauhtémoc nada más. Ser el mejor diputado es apostarle a toda la sociedad, tener la calificación positiva de la gente. A eso voy".

-¿Qué aprendió en la delegación como para buscar nuevamente una diputación?

-Estar ante la responsabilidad de cumplirle a la gente y de resolver los grandes problemas, le da a uno una visión completa, estar en la silla de funcionario es todavía mucho más complejo de lo que yo...

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