Entrevista / Carlos Álvarez / 'A construir una sola voz'

AutorAlejandro Pairone

Buenos Aires.- Carlos Chacho Álvarez está en una oficina modesta al fondo de un corredor, en cuya puerta vidriada aun figura el nombre de un bufete de abogados. No parece habitada por quien transitó por el poder, ni parece la sede del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes), que él dirige.

Pero así es. Desde aquí, el ex vicepresidente argentino abre el debate sobre un nuevo paradigma de pensamiento estratégico latinoamericano.

Álvarez plantea a Enfoque la necesidad de redefinir un pensamiento latinoamericano que tenga como premisas la calidad democrática, el crecimiento económico y la equidad distributiva, que no imagina académica y autonomizada, sino en interacción con los nuevos actores de la política.

Asegura que no hay retorno al pensamiento totalizador y rupturista de los años sesenta, sino que ahora se trata de pensar la inserción latinoamericana en la economía globalizada.

Define a su idea como una "carta de navegación compartida" surgida de la reflexión, el análisis de experiencias y "la articulación de respuestas que deberán adaptarse" a las particularidades nacionales.

Para avanzar en su proyecto formó un consorcio con centros de estudios orientados por los presidentes de Chile y Brasil, Ricardo Lagos y Lula da Silva, entre otros.

"En dos o tres años estamos en condiciones de no sólo discutir, sino de establecer consensos sobre un nuevo modelo de desarrollo de la región", dice optimista, en una extensa conversación que mantuvo con Enfoque en esa pequeña oficina.

-¿En Latinoamérica hay un proceso de cambio de poder carente de sustento teórico?

-América Latina aprendió dolorosamente lo que no le conviene, tras repetir los errores y compartir las crisis. En los ochenta fue la paradoja democrática, cuando renacían las democracias en condiciones socioeconómicas adversas. Y en los noventa fue el Consenso de Washington, que hasta John Williamson, el artífice del paradigma, lo considera insuficiente y fracasado. Sabemos lo que no conviene y lo que no se quiere. Ahora hay que construir un paradigma de desarrollo no sólo económico, sino que también enfrente la crisis de las democracias, de la política, de los partidos, y la calidad institucional. Y eso, asociado con mayor distribución del ingreso.

-En los años sesenta hubo un paradigma de desarrollo y usinas de pensamiento.

-A grandes trazos, aquel paradigma estaba básicamente construido sobre el pensamiento que desarrolló la CEPAL, que planteó la contradicción centro-periferia y brindó una visión de cómo la región debía achicar la brecha con el desarrollo industrial del centro. Luego fue la contradicción entre modernidad y atraso, o cómo elaborar una política para saltar hacia un desarrollo semindustrial o industrial. Pero esto tiene su fin en la crisis del petróleo y de la sustitución de importaciones de los setenta, que van de la mano de las dictaduras militares y...

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